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2GR-BeyondOfReality — 000 - LdT by-nc-nd
Published: 2012-07-28 22:44:27 +0000 UTC; Views: 388; Favourites: 1; Downloads: 3
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Description La Leyenda de Talhe
Libro Uno: El Castigo del Héroe

000 - Prologo


La tierra de occidente, mas allá de las costas del mar de Aegueto, pero antes de llegar al continente blanco, es el albergue de miles de leyendas, la tierra conocida como "Segment of God" debido a que se supone que aquella porción de tierra nació a partir de la espalda de un dios que cayó muerto al mar tras traicionar a su hermano Aegis, patrono de Aegueto.

Sog, como le conocen, no es tan grande, aunque tampoco tan pequeño, es como un enorme país en medio de los mares más peligrosos del mundo, sus costas son custodiadas por Arc Levius, una criatura semejante a una orca que devoraría cinco embarcaciones de un simple bocado. Rhor Temor, un duende submarino, hijo del rey de los mares, que crea remolinos y tormentas que hunden a cuanto viajero se acerca, y finalmente, las Sirenas de Cola Blanca.

Cola Blanca por su parte es una cadena de arrecifes que gran tamaño que extiende kilómetros y cuyos colores asemejan a un blanco aperlado. Cola Blanca, es también el único lugar en toda Sog donde habitan personas, en su mayoría náufragos que nunca pudieron salir de aquellos dominios, y uno de esos humanos es Talhe, el Primer Inmortal.

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El Hombre de Cien Años

Si te asomas por la ventana oeste de la sala, podrías ver el mar, desde cualquier casa podrías hacerlo, todas las casas estas orientadas igual, una pequeña manía de todos los habitantes, que la puerta de entrada apunte al bosque y no a la costa, todos los senderos señalando el mismo camino, la verdad que lleva a la casa de Talhe, el hombre de cien años.

Nadie sabe cómo o cuando llego exactamente a Cola Blanca, simplemente un día le vieron pescando en los muelles a muy tempranas horas de la mañana, hay quien afirma que habla con las caníbales hijas de Arc Levius, las Sirenas.
Pero nadie habla con Talhe, todos le temen, excepto los niños, todo lo que saben de Talhe es porque los niños se lo han contado a sus mayores, aunque todos los niños que contaban las historias de Talhe, son ahora el ministro de la iglesia, el alcalde, el herrero, el comerciante, la ama de casa... todos los adultos que hoy viven, eran niños cuando Talhe llegó por primera vez.

Pero aun para ellos que lo conocen, la historia de Talhe es demasiado increíble para ser verdad, Talhe desafío a su rey y en su destierro recorrió el umbral de los muertos, asesino al gran Titoc, probo el fruto prohibido, engaño al Monolito de Dantes, enamoro a una bruja y salvo al hijo de Aegis, y finalmente llego a Sog. Y aunque nadie habla con él, todos han preparado el banquete en su honor, su cumpleaños cien se celebra esta noche.

Si te asomas por la venta oeste de la sala, podrías ver el mar, desde donde las sirenas hunden embarcaciones, obligándolos a chocar contra los arrecifes, para devorar a los náufragos, siempre están inquietas, y cada luna llena cambian sus colas de sirena por piernas, entran en la playa, tienen sexo con los marinos que hoy habitan la playa, y a los meses aparecen bebes en las costas, es por eso que las sirenas no atacan a los isleños, porque son sus hijos; es por eso que Cola Blanca, es el único lugar donde los "humanos" pueden vivir seguros.

Sin embargo, el resto de la isla es la cuna de seres temibles, criaturas que descuartizarían a cualquiera sin miedo, excepto por que solo temen a alguien, a Talhe.

Pero hoy Talhe no monta guardia, hoy se prepara con sus mejores ropas, una camisa de color amarillo; Talhe ríe al ponérsela, era blanca cuando su esposa en Ormada se la regalo hace 75 años. Sus zapatos de piel, esos si son nuevos, el viejo McGowen se los dio por salvar su vida hacía dos años. Un pantalón de tela algo deshilachado cubre sus piernas, el negro del pantalón es divertido, descolorido por el tiempo, tiene manchas casi blancas por el sol, y es que el agua salada no es la mejor para lavar la ropa... y Talhe lo aprendió con su pantalón favorito.

Talhe recorre la cortina de la ventana Oeste, y mira al mar, tan tranquilo y cómodo, igual que el día que desembarco en Cola Blanca.
-Hoy habrá Luna Llena, supongo que también ellas se preparan para darme mi regalo.

Los minutos pasan y finalmente se ha arreglado, el cabello bien peinado gracias a la peineta de una Sirena que encontró un día en el mar, la ropa bien alineada, aunque sigue causándole risa su camisa de una sola manga. Sus memorias viajan por unos segundos al pasado, a los recuerdos de un amor que dejo en las costas de otra ciudad, para cuando su mente regresa al presente, Talhe abre la puerta y la cierra con llave después de salir y comienza a andar por el sendero que lo llevará a Cola Blanca.
-Cien años no pasan en balde -mira sus manos, ásperas y secas, duras como una piedra -Aun no puedo creer que siga en este mundo después de cien largos años
-Eso es porque eres una persona excepcional...

La voz de una mujer proveniente de las alturas erizo el cabello en todo el cuerpo de Tele, su pies se inmovilizaron, mientras sus ojos, pequeños y negros como los de un lobo, escudriñaban con fiereza cada rincón del sendero, no había nada que no viera con esa vista de halcón que le habían ganado el concurso de arquería en su natal Histola, pero aun con esa capacidad, no encontró a nadie.
-¿Quién eres?
-Alguien que conoce tu pasado, Talhe, hijo del Conquistador de Histola y Ormada - Talhe intentaba seguir el sonido de la voz de la mujer, pero parecía provenir de todas partes - No importa cuánto me busques, no podrás encontrarme Talhe, ya que estoy y no estoy... Soy Redemption.
-¿La mensajera de Aegis?
-En efecto.

Talhe había escuchado de Redemption en el pasado, en algún momento cruzo por el Aegueto, donde Redemption recibía un especial culto en las villas de norte. Era conocida como la mensajera de Aegis, otra de sus hijas, recordada por que cuando Aegis fue traicionado por un hermano, ella recorrió el mundo para traerle a su padre, el mazo de hierro con el que había acabado con el traidor, otras versiones de la leyenda, decían que era ella quien le había advertido a su padre de la traición. Razón por la cual en Aegueto era a quien se proclamaban las peticiones más profundas, para que ella intercediera en nombre del pueblo a favor de su padre.
-¿Que desea la hija de un Dios de mí?
-Una vez ayudaste a Aegueto de un mal extranjero, pero ese mal ha vuelto, en las fronteras se alzan las banderas de su fe y Aegueto está en peligro. Necesita la ayuda de un héroe, necesita la ayuda de Talhe, de nuevo.

Una sonrisa se dibujó en el rostro del Talhe
-Dile al Aegueto que se salve solo, su Dios, tu padre, me negó mi recompensa en el pasado, me negó mi único anhelo. La nación del Aegueto caerá pronto y yo estaré muy feliz por ello.
-¿Cómo puedes decir eso Héroe?
-Es fácil y sencillo: Búscate a otro, yo no lo hare.

La voz de Redemption ceso y Talhe avanzo de cuenta nueva a su banquete, el último quizá de su vida y el primero después de más de setenta años, después de que partió de Ormada a la guerra del siglo.
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