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[Regalo de acompñamiento para el momento de parte de la actriz de la que tiene voz Poppy]

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Era el momento de la siguiente misión que Alex había preparado para ellos. Estaba muy nerviosa por lo que fuera que les habían preparado. No ayudaba que debían ir completamente solos esta vez, ni que su patronus aun no tenía una forma completa. Había tratado de practicar eso si, ese día al menos estuvo repasando el movimiento de la mano tantas veces que parecía que su muñeca iba a romperse... Otra vez. Todo se sentía como meterse directamente en la boca del lobo. ¿Iba a rendirse con el rabo entre las piernas? CLARO QUE NO-- No iba a dejar que los nervios la retrasan ¡Era su momento! Era Amapola Papaver después de todo, la que no duda de lanzarse desde la torre más alta si hacía falta. Debía superar esto. No. Podía superar esto.
Con el mapa que marcaba el lugar y su varita en mano, se preparó para dirigirse en la noche hacia el bosque junto a Robin siguiendo el camino que marcaba el hechizo, claro que pronto tuvieron que separarse, debía ir sola después de todo pero le agradecía mucho el que la hubiera acompañado al menos hasta la orilla. En cierta forma le motivaba saber que al final estaría ahí esperando porque con más razón debía esforzarse en salir de una pieza. Había estado practicando mucho así que sería coser y cantar... O eso es lo que ella creía:
La única parte del comienzo que le fue bien fue la de meterse al bosque a un par de pasos. Acabó teniendo muchas dificultades, parecía que las criaturas sabían donde se encontraba siempre, solo tratando de escapar de los problemas con otras criaturas el primer tramo ya la retrasó lo suyo, a parte de dejarle raspones y moretones en las piernas, varios arañazos más y hojas en el pelo.
Cuando parecía que evitaba una o vencía, en el siguiente rincón aparecía otra. Fue todo un caos. Quería mantener su actitud positiva natural, a cada caída decía “No pasa nada, solo ha sido un pequeño contratiempo del que me puedo volver a levantar.” Quizás las 3 primeras veces eran contratiempos, pero ya las que hacían cuarta o hasta décima... A cada cosa que le tocaba enfrentar de nuevo dudaba mucho eso de volver de una pieza. ¡Pero quería pensar que podría conseguirlo! Y lo pensó y lo pensó hasta que no podía pensar por los gritos huyendo; Se veía las piernas, las manos ¿Que diría que le pasó cuando volviera? ¿Qué solo se cayó colina abajo? ¡Parecía que le había caído un árbol encima! Quería mantener la mente fría pero a cada bache solo lograba alterarla más, podría estar sonriendo pero su cuerpo se había mantenido alerta por el instinto de supervivencia incluso en las partes del camino más tranquilo. Instinto de supervivencia-- ¿SI QUIERA TENÍA ANTES DE ESO? Suerte que nadie podía verla en ese estado, sentía que se veía bastante patética por el hecho de que aun ni había enfrentado su objetivo final.
Hacía el final de aquel catastrófico viaje casi sin aliento logró ver algo de luz clara, parecía reflejar en algo... Aceleró sus pasos hasta llegar a aquel bonito estanque que pedía a gritos que metiera la cara en el y bebiera. No sabía que tan saludable era sin embargo fue una caminata muy larga. Sentía que por fin su suerte estaba cambiando ahora que había llegado.Apenas se había acercado cuando algo en su subconsciente parecía hacer sonar una campanita de advertencia. Algo no iba bien. Hacia frío, pero no el frío que sientes cuando todo oscurece no. No era uno normal. Cual cervatillo que fue a beber alejado de su madre, levantó la mirada poco a poco para ver por los alrededores, sintiendo que su corazón se le salía por la boca de un vuelco al ver delante suya nada más ni nada menos... Que a un dementor.
No podía ser. ¿Era real? Bueno, no se esperó a comprobar la respuesta cuando su cuerpo se movió solo para apuntarle con su varita y gritar a pleno pulmón el hechizo que lo haría retroceder.
No pasó nada.
Había un pequeño humo y algo de luz pero no era el suficiente poder para vencerlo. Empezó a notar el sudor frío recorrer su nuca mientras trataba de esquivarlo apenas en el último momento. Su corazón iba a mil por hora, se repetía que podía conseguirlo una y otra vez. Hasta que ella misma se hartó, no entendía que pasaba. El problema era que la mente de Poppy y su concentración estaban en cualquier lado menos en un recuerdo feliz.
Recorrió medio bosque, había sido perseguida por otras criaturas, tenía casi todo el cuerpo lleno de arañazos o moretones, todo para- ¿Para nada al final?
Estaba cansada pero si esa cosa la cogía estaría muerta, no había tiempo de tumbarse a dormir. Quien iba a decirlo, al llegar a casa con este bicho derrotado dormiría si hacía falta una semana. Ahora si había perdido la cabeza pensando eso.
Le costó, no sentía que su recuerdo feliz estuviera dando frutos, no sabía por cuanto tiempo más podría mantenerse esquivando como podía a esa cosa teniendo en cuenta su estado. No quería tener miedo, odiaba tener miedo. Era como recordarle lo pequeña que era ante algo que se le escapaba de sus diminutas manos. Pensaba en todas las veces que había podido hacer sus experimentos con una sonrisa en la cara, siempre sin mirar abajo. Solo al frente.
Y ahí llegó. Entre todo aquel miedo lo tuvo, su recuerdo feliz verdadero: La primera vez que montó en un invento de su padre.
Era muy pequeña, no podía creer que llegara a acordarse ahora de ese tiempo pero ahí estaba: Era un día de verano. Su padre quería replicar unas alas voladoras que pudieran llevar a más de una persona, así que estaba él sujetándola en su regazo, su hermano sentado a un lado y su madre que se mantenía agarrando su brazo y mi mano. No sabía como había podido acceder a esto, quizás era la cuerda de seguridad que lo hacía ver como una atracción de feria antes que como un mini avión en potencia. Todos agradecimos que la pusiera porque la velocidad de las alas hacía que fuera más rápido de lo que planeado, nos mantuvimos girando y girando, bajando y subiendo mientras mi padre lo intentaba parar. Nadie salió herido, y de hecho... Era divertido. Todos se reían de lo absurdo del momento y el mareo.
No era realmente el haber subido por primera vez a un invento así, fue el sentir el aire en la cara mientras veía como el suelo se alejaba y las nubes se acercaban a mi mano. Fue ese momento donde todos reían, todos sonreían por algo tan tonto como un par de alas con velocidad de más. Algo que solo planeó mi padre pero que nos consiguió un buen rato a todos. Era como sentir de nuevo esas alas detrás y el viento en su cara.
Su último intento con el hechizo. Movió su varita apuntando al dementor que se acercaba a ella, gritando de nuevo a pleno pulmón y con esa imagen en la cabeza y la sensación en su espalda..
-“EXPECTO PATRONUM”
Todo pasó muy rápido cuando el destello de luz se conjuró. Juraba haber visto una ardilla brillante pasar, y cuando se quiso dar cuenta aquel dementor ya no estaba. Todo era silencio de nuevo en aquel bosque. Una risa ahogada se le escapó al darse cuenta de que lo había hecho. De alguna forma lo había hecho. El subidón de adrenalina que aquel momento le dió sería lo que pudiera hacer que sus pies se movieron a paso ligero hasta la salida del bosque donde su compañero la esperaba.
Tenía tanto que debía explicarle ¡Y no se olvidaba de Vals! Esperaba a él igual le hubiera ido bien como a ella... Bueno mejor que a ella viendo cmo acabó al final. Sobretodo luego de que casi se matara cuando la adrenalina se le fue y sus piernas pidieran un descanso. Por primera vez en mucho mucho tiempo, Poppy durmió más de 4 horas.

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[Regalo de acompñamiento para el momento de parte de la actriz de la que tiene voz Poppy]

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Era el momento de la siguiente misión que Alex había preparado para ellos. Estaba muy nerviosa por lo que fuera que les habían preparado. No ayudaba que debían ir completamente solos esta vez, ni que su patronus aun no tenía una forma completa. Había tratado de practicar eso si, ese día al menos estuvo repasando el movimiento de la mano tantas veces que parecía que su muñeca iba a romperse... Otra vez. Todo se sentía como meterse directamente en la boca del lobo. ¿Iba a rendirse con el rabo entre las piernas? CLARO QUE NO-- No iba a dejar que los nervios la retrasan ¡Era su momento! Era Amapola Papaver después de todo, la que no duda de lanzarse desde la torre más alta si hacía falta. Debía superar esto. No. Podía superar esto.
Con el mapa que marcaba el lugar y su varita en mano, se preparó para dirigirse en la noche hacia el bosque junto a Robin siguiendo el camino que marcaba el hechizo, claro que pronto tuvieron que separarse, debía ir sola después de todo pero le agradecía mucho el que la hubiera acompañado al menos hasta la orilla. En cierta forma le motivaba saber que al final estaría ahí esperando porque con más razón debía esforzarse en salir de una pieza. Había estado practicando mucho así que sería coser y cantar... O eso es lo que ella creía:
La única parte del comienzo que le fue bien fue la de meterse al bosque a un par de pasos. Acabó teniendo muchas dificultades, parecía que las criaturas sabían donde se encontraba siempre, solo tratando de escapar de los problemas con otras criaturas el primer tramo ya la retrasó lo suyo, a parte de dejarle raspones y moretones en las piernas, varios arañazos más y hojas en el pelo.
Cuando parecía que evitaba una o vencía, en el siguiente rincón aparecía otra. Fue todo un caos. Quería mantener su actitud positiva natural, a cada caída decía “No pasa nada, solo ha sido un pequeño contratiempo del que me puedo volver a levantar.” Quizás las 3 primeras veces eran contratiempos, pero ya las que hacían cuarta o hasta décima... A cada cosa que le tocaba enfrentar de nuevo dudaba mucho eso de volver de una pieza. ¡Pero quería pensar que podría conseguirlo! Y lo pensó y lo pensó hasta que no podía pensar por los gritos huyendo; Se veía las piernas, las manos ¿Que diría que le pasó cuando volviera? ¿Qué solo se cayó colina abajo? ¡Parecía que le había caído un árbol encima! Quería mantener la mente fría pero a cada bache solo lograba alterarla más, podría estar sonriendo pero su cuerpo se había mantenido alerta por el instinto de supervivencia incluso en las partes del camino más tranquilo. Instinto de supervivencia-- ¿SI QUIERA TENÍA ANTES DE ESO? Suerte que nadie podía verla en ese estado, sentía que se veía bastante patética por el hecho de que aun ni había enfrentado su objetivo final.
Hacía el final de aquel catastrófico viaje casi sin aliento logró ver algo de luz clara, parecía reflejar en algo... Aceleró sus pasos hasta llegar a aquel bonito estanque que pedía a gritos que metiera la cara en el y bebiera. No sabía que tan saludable era sin embargo fue una caminata muy larga. Sentía que por fin su suerte estaba cambiando ahora que había llegado.Apenas se había acercado cuando algo en su subconsciente parecía hacer sonar una campanita de advertencia. Algo no iba bien. Hacia frío, pero no el frío que sientes cuando todo oscurece no. No era uno normal. Cual cervatillo que fue a beber alejado de su madre, levantó la mirada poco a poco para ver por los alrededores, sintiendo que su corazón se le salía por la boca de un vuelco al ver delante suya nada más ni nada menos... Que a un dementor.
No podía ser. ¿Era real? Bueno, no se esperó a comprobar la respuesta cuando su cuerpo se movió solo para apuntarle con su varita y gritar a pleno pulmón el hechizo que lo haría retroceder.
No pasó nada.
Había un pequeño humo y algo de luz pero no era el suficiente poder para vencerlo. Empezó a notar el sudor frío recorrer su nuca mientras trataba de esquivarlo apenas en el último momento. Su corazón iba a mil por hora, se repetía que podía conseguirlo una y otra vez. Hasta que ella misma se hartó, no entendía que pasaba. El problema era que la mente de Poppy y su concentración estaban en cualquier lado menos en un recuerdo feliz.
Recorrió medio bosque, había sido perseguida por otras criaturas, tenía casi todo el cuerpo lleno de arañazos o moretones, todo para- ¿Para nada al final?
Estaba cansada pero si esa cosa la cogía estaría muerta, no había tiempo de tumbarse a dormir. Quien iba a decirlo, al llegar a casa con este bicho derrotado dormiría si hacía falta una semana. Ahora si había perdido la cabeza pensando eso.
Le costó, no sentía que su recuerdo feliz estuviera dando frutos, no sabía por cuanto tiempo más podría mantenerse esquivando como podía a esa cosa teniendo en cuenta su estado. No quería tener miedo, odiaba tener miedo. Era como recordarle lo pequeña que era ante algo que se le escapaba de sus diminutas manos. Pensaba en todas las veces que había podido hacer sus experimentos con una sonrisa en la cara, siempre sin mirar abajo. Solo al frente.
Y ahí llegó. Entre todo aquel miedo lo tuvo, su recuerdo feliz verdadero: La primera vez que montó en un invento de su padre.
Era muy pequeña, no podía creer que llegara a acordarse ahora de ese tiempo pero ahí estaba: Era un día de verano. Su padre quería replicar unas alas voladoras que pudieran llevar a más de una persona, así que estaba él sujetándola en su regazo, su hermano sentado a un lado y su madre que se mantenía agarrando su brazo y mi mano. No sabía como había podido acceder a esto, quizás era la cuerda de seguridad que lo hacía ver como una atracción de feria antes que como un mini avión en potencia. Todos agradecimos que la pusiera porque la velocidad de las alas hacía que fuera más rápido de lo que planeado, nos mantuvimos girando y girando, bajando y subiendo mientras mi padre lo intentaba parar. Nadie salió herido, y de hecho... Era divertido. Todos se reían de lo absurdo del momento y el mareo.
No era realmente el haber subido por primera vez a un invento así, fue el sentir el aire en la cara mientras veía como el suelo se alejaba y las nubes se acercaban a mi mano. Fue ese momento donde todos reían, todos sonreían por algo tan tonto como un par de alas con velocidad de más. Algo que solo planeó mi padre pero que nos consiguió un buen rato a todos. Era como sentir de nuevo esas alas detrás y el viento en su cara.
Su último intento con el hechizo. Movió su varita apuntando al dementor que se acercaba a ella, gritando de nuevo a pleno pulmón y con esa imagen en la cabeza y la sensación en su espalda..
-“EXPECTO PATRONUM”
Todo pasó muy rápido cuando el destello de luz se conjuró. Juraba haber visto una ardilla brillante pasar, y cuando se quiso dar cuenta aquel dementor ya no estaba. Todo era silencio de nuevo en aquel bosque. Una risa ahogada se le escapó al darse cuenta de que lo había hecho. De alguna forma lo había hecho. El subidón de adrenalina que aquel momento le dió sería lo que pudiera hacer que sus pies se movieron a paso ligero hasta la salida del bosque donde su compañero la esperaba.
Tenía tanto que debía explicarle ¡Y no se olvidaba de Vals! Esperaba a él igual le hubiera ido bien como a ella... Bueno mejor que a ella viendo cmo acabó al final. Sobretodo luego de que casi se matara cuando la adrenalina se le fue y sus piernas pidieran un descanso. Por primera vez en mucho mucho tiempo, Poppy durmió más de 4 horas.