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Description
Esa noche descubrió que sus ojos también servían para llorar. Y miles de lágrimas se deslizaron por sus mejillas, durante horas y horas de sollozos. Y cada noche la misma pesadilla, y recordaba una y otra vez ese momento. No volvió al metro. Ya no quería observar más. Ya no quería nada.

Y pasó el tiempo.

Y otra vez es invierno. Otra vez el frío, y la vida ajetreada, los regalos y las canciones.
Y Kumi no quiere llorar más.

Plantada delante del espejo. No es normal. Nada de todo eso es normal. No es tan importante, no puede ser tan importante. Pero el recuerdo de esos ojos se repite, día tras día, noche tras noche. Se hunde en una espiral de desesperación e ideas descabelladas. Busca la respuesta lógica, el razonamiento, a aquello a lo que nunca se le puede buscar una razón. Y no logra encontrarla; la inventa. Quiere ver esos ojos porque ella también tiene ojos.

Es sencillo.

Y allí, delante del espejo, se arranca los ojos.

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Esa noche descubrió que sus ojos también servían para llorar. Y miles de lágrimas se deslizaron por sus mejillas, durante horas y horas de sollozos. Y cada noche la misma pesadilla, y recordaba una y otra vez ese momento. No volvió al metro. Ya no quería observar más. Ya no quería nada.

Y pasó el tiempo.

Y otra vez es invierno. Otra vez el frío, y la vida ajetreada, los regalos y las canciones.
Y Kumi no quiere llorar más.

Plantada delante del espejo. No es normal. Nada de todo eso es normal. No es tan importante, no puede ser tan importante. Pero el recuerdo de esos ojos se repite, día tras día, noche tras noche. Se hunde en una espiral de desesperación e ideas descabelladas. Busca la respuesta lógica, el razonamiento, a aquello a lo que nunca se le puede buscar una razón. Y no logra encontrarla; la inventa. Quiere ver esos ojos porque ella también tiene ojos.

Es sencillo.

Y allí, delante del espejo, se arranca los ojos.