HOME | DD
Published: 2010-03-10 00:17:13 +0000 UTC; Views: 417; Favourites: 2; Downloads: 2
Redirect to original
Description
¡Beep! ¡Beep! ¡Beep!-Unnnhh… No… Mich… ¿Huh? ¿Dónde estoy? –Dijo Daniel al abrir los ojos.
-Hombre, tuviste una pesadilla. –Le contesto un chico, quien bien podría pasar por hermano de Daniel, pues tenían muchas características parecidas.
-¿En serio? Entonces, el beso…
-¿De que beso hablas Dan?
-Olvídalo. Y bueno… ¿Por que estas levantado tan temprano Diego?
-Pues ya ves, iré a tomar un poco de aire, ¿no vienes?
-¡Claro! –Exclamó Daniel mientras saltaba de la cama.
Diego era una persona especial que había llegado a la vida de Daniel hace tan solo 3 años. Justo en el momento en el que Daniel más lo necesitó…
Se sentía solo, desorientado y sin ganas de vivir. Pero justo cuando vio todas sus esperanzas perdidas, llego Diego, quien inmediatamente formo un lazo de amistad con el joven, quien en ese entonces contaba con tan solo 15 años. Poco a poco su lazo de amistad se fue fortaleciendo, tanto así que la gente decía que ese par eran hermanos… Y en parte lo eran…
Hasta hace unos meses ambos acordaron vivir en un mismo departamento, pues la escuela les deparaba un futuro prometedor, el único problema se hallaba en que la escuela se encontraba en lo que ellos llaman "la ciudad de las nuevas oportunidades", un lugar lleno de sitios atractivos, parques y por supuesto, gente joven.
-¿Y a donde vamos Diego? –Preguntó Daniel con interés.
-Iremos al parque, jajaja. –Dijo el otro joven, mientras tomaba su chamarra favorita.
-¿Y por qué tan temprano?
-Oh, ya veras… Jajajaja. Tu espera y veras.
Ambos jóvenes salieron de la casa cuando aun no salía el sol por el horizonte. El cielo se encontraba atestado de estrellas, y entre todas esas estrellas se podía ver una luna llena en todo su esplendor. Al ver tan bello espectáculo celeste Daniel no pudo más que sonreír. Diego, por su parte, iba caminando con la mirada al frente, como si no hubiera notado la maravilla celeste que tomaba lugar sobre su cabeza.
-¡Diego! ¡Mira el cielo! ¡Es increíble! –Exclamo Daniel con una alegría inconfundible. Una alegría tan grande como la de aquel día… Un día que dejaría huella dentro de su corazón.
-Jajaja, Dan, ¡pareces niño chiquito! Jajaja, me encanta cuando eres tan expresivo, jajaja. –Dijo Diego riendo ante aquella muestra de inocencia que Daniel había tenido hace solo unos momentos. Algo de aquella reacción tan infantil de Daniel lo hizo imaginárselo como si fuera un pequeño niño, de esos que solo se dedican a jugar y a ver la vida sin ninguna malicia. Por un momento recordó su infancia… Y de igual manera que lo hizo Daniel al ver el cielo, no pudo evitar sonreír.
-¿En que piensas? –Preguntó Daniel al ver su expresión sonriente y de total ausencia.
-Jajaja, ¡en la razón por la que me caes tan bien Tipo! –Exclamo Diego con un dote de euforia en su voz. A veces solía decirle a Dan "Tipo", y Dan solía reír. Y esta vez no fue la excepción.
-¡Mira, ya llegamos al parque! –Dijo Dan mientras el portal del parque empezaba a visualizarse frente a ellos.
Aquel parque era, sin duda, el lugar más tranquilo de toda la ciudad. El parque era un lugar perfecto para jugar y tomar aire fresco. También se podía ver a varias parejas disfrutar de dicho parque. Pero en ese momento el parque se hallaba desierto. Era lógico, puesto que eran las 4 de la mañana.
-¡Perfecto! Así nadie nos molestará. –Dijo Diego sentándose sobre el pasto.
-Ammm… No es por molestarte pero… ¿¡Me podrías decir que carajos hacemos en el parque a las 4 de la madrugada en un parque desierto!?
-Ya te dije que pronto lo sabrás.
-¡Pero…
-Shhh… ¡Está empezando!
Y en ese momento empezó algo que Dan nunca esperaba ver… ¡Una lluvia de estrellas!
El cielo se empezó a llenar con líneas brillantes trazadas por las estrellas que poco antes lo habían adornado. Diego observaba atento, mientras que Dan, con la boca abierta veía atónito tal espectáculo.
-Diego…
-Jajaja, no te dije porque quería ver que cara ponías, jajaja.
-Jajaja, te pasas.
Y ambos amigos se quedaron tirados en el pasto, viendo como las estrellas cruzaban el cielo, una tras otra sin descanso.
A Diego le encantaba pasar el tiempo con Dan de esta forma, algo no muy común en un joven de 17 años. Ahora los jóvenes de 17 años piensan en ir a fiestas, en beber hasta alcoholizarse, ¿y por qué no?, en tener relaciones sexuales. "Esto es estupido…", pensó Diego durante la primera fiesta de la prepa a la cual fue invitado. Y al parecer, a el le seguía disgustando la idea de hacer "lo que todo adolescente de su edad haría". Por suerte para el, Dan compartía su opinión acerca de lo que es diversión.
Volteó a ver a Dan, y noto que este se había quedado dormido. "Jejeje, quien lo viera así", fue el pensamiento que paso por su cabeza mientras veía como aquel joven que se hacia llamar "su mejor amigo", había caído en los brazos de Morfeo.
Decidió entonces recostarse sobre el pasto para seguir viendo la lluvia de estrellas, pero en ese momento notó que una de esas estrellas empezaba a dibujar una trayectoria anormal. Parecía que la estrella…
-No, no puede ser posible, jajaja. Es totalmente imposible que esa estrella… Caiga aquí. –Susurró Diego. Pero en ese justo momento, aquella estrella descarriada que Diego creyó que caía desprendió un fulgor que cubrió a los dos chicos…
-…No temas, no les haremos daño… -Dijo una voz misteriosa.
-¿Quiénes… Son… Ust…
Y pronto Diego le hizo compañía a Dan en la tierra de los sueños…
Pasaron unas cuantas horas. Los primeros rayos del sol iluminaron el parque, delatando al par de adolescentes tirados en el pasto. Daniel dormía como tronco, mientras que Diego, quien se hallaba inconsciente, tenia la cabeza sobre el estomago del otro.
La gente que pasaba por donde los chicos se hallaban se les quedaban viendo. Se podía oír a la gente decir cosas como: "Ah, que el amor del siglo XXI, jajaja, con eso de que amarse entre iguales esta de moda", ¿Cómo es posible que se les deje a los vagos dormir en zonas publicas?" y otras tonterías mas, aunque todas coincidían en que ninguna lograba acercarse ni remotamente a la realidad.
-Jajaja, miren lo que tenemos aquí, un par de maricas recostados en el pasto. –Dijo un joven de la edad de Diego. Parecía conocer muy bien a los chicos… O al menos a uno de ellos.
-¿Huh? ¿Quién me habla?–Dijo Daniel. La voz de aquel chico lo había arrebatado de la tierra de los sueños.
-Jajaja, y aparte de todo admites serlo Daniel. Eres patético. –Exclamó el chico.
-¡Hey! ¿¡Quien te crees tu para… ¿¡Ángel!?
-¡Vaya, Danielita se acordó de mi nombre! –Dijo Ángel en forma de burla. Daniel solo frunció el entrecejo en señal de enojo. – ¿Y quien es la otra mariquita? ¿Acaso es tu noviecito? ¡Jajaja!
-¡Cállate! ¡No es mi novio y no somos maricas! –Grito Daniel mientras se levantaba, moviendo con cuidado la cabeza de Diego y colocándola con cuidado en el pasto.
-Uy, la gran y temible reina de las maricas se ha levantado. ¡Que miedo me das! Jajaja. –Decía Ángel mientras hacia ademanes muy femeninos.
-¡Carajo! ¡Que te calles de una jodida vez! –Y sin pensarlo dos veces Daniel le soltó un puñetazo en el estomago a Ángel.
-¡Mal… Dito…! Esta… Me la… Pagaras… - Dijo Ángel con trabajo. Y andando con la mano en el estomago, se fue.
Daniel solo pudo ver como se alejaba, mientras trataba de despertar a Diego, quien había logrado recuperar un poco la conciencia.
-¿On 'toy? –Dijo Diego una vez que abrió los ojos.
-Jajaja, vaya, ¡ya era hora de que te despertaras! –Dijo Daniel en modo de burla.
-¿Apoco me dormí? Awwww, ¡me perdí el final de la lluvia de estrellas!
-Ay Diego, jajaja, ya habrá otra, y esta vez la veremos de principio a fin. –Dijo Daniel mientras revolvía el cabello del otro joven.
-Y bueno… ¿Qué propones que hagamos ahora?
-Jajaja, ¿no crees que debemos de irnos a casa ya? Llevamos aquí desde la madrugada, deberíamos ir a desayunar algo.
-Jajaja, el viejo Dan… ¡Siempre con hambre! Jajaja
Y así, Dan y Diego emprendieron su marcha de regreso a su hogar, ignorando lo que el destino les depararía más tarde…