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Description

***~~~***
El cuerpo del pelirrojo yacía inerte en medio del campo de batalla. No hacía mucho que había caído. Recostado sobre un duro suelo impregnado de sangre y, los rasgos de su cara formaban un extraño contraste con lo que le rodeaba. Mientras en el entorno se respiraba el hedor de la guerra y la muerte, su expresión transmitía tal sentimiento de paz que parecía desafiar burlonamente a cuanto había en su entorno.

No era el único. El lugar estaba casi totalmente cubierto de cuerpos ¿aliados o enemigos? ¿De su villa o de alguna otra? No lo sabía. Bajo el manto de la muerte todos parecían iguales. La mayoría de aquellos cuerpos se encontraban sin vida, otros más esperaban pacientemente que aquella fina dama viniera por ellos para guiarlos a su próximo destino, sea cual sea que este fuere. Aunque había también quienes aun tendrían la oportunidad de seguir adelante y tratar de reponerse de aquella guerra.

Sentía su cuerpo pesado, el dolor era tan intenso que casi podía decirse que en si mismo confería su propia anestesia. No le había quedado de otra que abrir sus ocho puertas. Cada musculo que residía en su cuerpo estaba desgarrado. Su ser entero se encontraba cubierto de sangre y suciedad.

Lo sentía. No le quedaba mucho tiempo. Como pudo se arrastro hasta llegar al cuerpo del Kazekage. Su rostro, aun cubierto de sangre, lucía tan hermoso como siempre. Respirando con dificultad hizo un esfuerzo sobrehumano para acomodar su entumido cuerpo junto al, aun cálido, de Gaara. Recargo su cabeza en su hombro y rodeo su torso con sus brazos rememorando aquella única noche que durmieron juntos.

Cerro sus ojos, que desde hacía un buen rato clamaban ardientes y exhaustos por un poco de descanso. Gruesas lágrimas empaparon sus largas pestañas para después lanzarse temerarias hacia el mundo, recorriendo el costado de su rostro dando a parar en el chaleco shinobi que usaba el que había sido en contenedor del Shukaku.

Suspiro y sus costillas no tardaron en protestar adoloridas. Eso era todo. Había llegado al final del camino. A pesar de todo no se arrepentía de nada. Ni siquiera de que su vida hubiera sido tan corta. Jamás abandono su camino ninja por más obstáculos que la obstinada vida le hubiera puesto. Se había convertido en un muy reconocido usuario de Taijutsu y había logrado que su maestro estuviera orgulloso de él.

Pero lo más importante. Al final había encontrado el amor. En la persona menos esperada y en el momento menos esperado. Si había una única cosa que lamentaba era no haber podido pasar más tiempo en vida con él. Deseo con toda su alma que en lo que sea que hubiera esperándolo del otro lado pudieran volver a encontrarse.

Hacía tiempo que había dejado de llegarle los sonidos del furor de las batallas aledañas. No supo cómo, pero estaba seguro de algo. Naruto había vencido y la amenaza de aquel hombre que ocultaba el rostro tras la máscara había sido erradicada. Sonrió, aunque no estaba seguro que este gesto se hubiera reflejado en su rostro. Su cuerpo había dejado de responderle, el dolor había dejado de sentirse. Sus sentidos se habían ido atenuando como si poco a poco se alejaran del mundo. Y aun a las pertas de la muerte su mente logro invocar un último pensamiento.

-Ganamos… Gaara-kun

Y tras esto se dejo finalmente envolver por esa profunda oscuridad.

Una ligera brisa recorrió los campos revolviendo sus cabellos y limpiando con su frescor el aire. Parecía susurrar una única palabra: esperanza.

***~~~***

.
.
.
.

Esto debería llamarse más bien "cuando el estado emo ataca" o "cuando el stress te agobia"

Me encanta escribir y dibujar, pero no hago bien ni una cosa ni otra

Pero bueno, llego mi parte favorita del semestre (notese el sarcarmo) Espero que no me valla tan mal.

Gaara & Rock Lee (c) Kishimoto

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El cuerpo del pelirrojo yacía inerte en medio del campo de batalla. No hacía mucho que había caído. Recostado sobre un duro suelo impregnado de sangre y, los rasgos de su cara formaban un extraño contraste con lo que le rodeaba. Mientras en el entorno se respiraba el hedor de la guerra y la muerte, su expresión transmitía tal sentimiento de paz que parecía desafiar burlonamente a cuanto había en su entorno.

No era el único. El lugar estaba casi totalmente cubierto de cuerpos ¿aliados o enemigos? ¿De su villa o de alguna otra? No lo sabía. Bajo el manto de la muerte todos parecían iguales. La mayoría de aquellos cuerpos se encontraban sin vida, otros más esperaban pacientemente que aquella fina dama viniera por ellos para guiarlos a su próximo destino, sea cual sea que este fuere. Aunque había también quienes aun tendrían la oportunidad de seguir adelante y tratar de reponerse de aquella guerra.

Sentía su cuerpo pesado, el dolor era tan intenso que casi podía decirse que en si mismo confería su propia anestesia. No le había quedado de otra que abrir sus ocho puertas. Cada musculo que residía en su cuerpo estaba desgarrado. Su ser entero se encontraba cubierto de sangre y suciedad.

Lo sentía. No le quedaba mucho tiempo. Como pudo se arrastro hasta llegar al cuerpo del Kazekage. Su rostro, aun cubierto de sangre, lucía tan hermoso como siempre. Respirando con dificultad hizo un esfuerzo sobrehumano para acomodar su entumido cuerpo junto al, aun cálido, de Gaara. Recargo su cabeza en su hombro y rodeo su torso con sus brazos rememorando aquella única noche que durmieron juntos.

Cerro sus ojos, que desde hacía un buen rato clamaban ardientes y exhaustos por un poco de descanso. Gruesas lágrimas empaparon sus largas pestañas para después lanzarse temerarias hacia el mundo, recorriendo el costado de su rostro dando a parar en el chaleco shinobi que usaba el que había sido en contenedor del Shukaku.

Suspiro y sus costillas no tardaron en protestar adoloridas. Eso era todo. Había llegado al final del camino. A pesar de todo no se arrepentía de nada. Ni siquiera de que su vida hubiera sido tan corta. Jamás abandono su camino ninja por más obstáculos que la obstinada vida le hubiera puesto. Se había convertido en un muy reconocido usuario de Taijutsu y había logrado que su maestro estuviera orgulloso de él.

Pero lo más importante. Al final había encontrado el amor. En la persona menos esperada y en el momento menos esperado. Si había una única cosa que lamentaba era no haber podido pasar más tiempo en vida con él. Deseo con toda su alma que en lo que sea que hubiera esperándolo del otro lado pudieran volver a encontrarse.

Hacía tiempo que había dejado de llegarle los sonidos del furor de las batallas aledañas. No supo cómo, pero estaba seguro de algo. Naruto había vencido y la amenaza de aquel hombre que ocultaba el rostro tras la máscara había sido erradicada. Sonrió, aunque no estaba seguro que este gesto se hubiera reflejado en su rostro. Su cuerpo había dejado de responderle, el dolor había dejado de sentirse. Sus sentidos se habían ido atenuando como si poco a poco se alejaran del mundo. Y aun a las pertas de la muerte su mente logro invocar un último pensamiento.

-Ganamos… Gaara-kun

Y tras esto se dejo finalmente envolver por esa profunda oscuridad.

Una ligera brisa recorrió los campos revolviendo sus cabellos y limpiando con su frescor el aire. Parecía susurrar una única palabra: esperanza.

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Esto debería llamarse más bien "cuando el estado emo ataca" o "cuando el stress te agobia"

Me encanta escribir y dibujar, pero no hago bien ni una cosa ni otra

Pero bueno, llego mi parte favorita del semestre (notese el sarcarmo) Espero que no me valla tan mal.

Gaara & Rock Lee (c) Kishimoto