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Published: 2012-07-26 00:19:16 +0000 UTC; Views: 1777; Favourites: 14; Downloads: 8
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Capítulo 6-Título: Operación declaración 6: En la cueva del fantasma.
-Parejas: PerúxEcuador, ParaguayxBolivia, ArgentinaxChile y BrasilxUruguay.
-Advertencias: Fantasmas. Leyendas urbanas. Iguanas enfadadas. Comportamiento de malos hermanos. Y mucho drama al final.
-Notas: Amo a Julito, pero en este capítulo va a hacer un poco de malo.
-Disclaimer: Hetalia y Latin Hetalia no me pertenecen.
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Las cosas en la isla iban de maravilla aquel día. Todos cumplían con las tareas que Catalina les asignaba y a cambio disfrutaban de tiempo libre en la playa. Sin embargo, Miguel aún no podía estar tranquilo. Llevaba inquieto desde que hacía dos días había tenido esa charla con Francisco, donde Ecuador le dijo que era muy importante para él y que se lo pasaba bien a su lado. Pero no le dijo nada de que le quería. Esa era la espinita que tenía Miguel, que no sabía si dar el siguiente paso. Al final tras mucho pensarlo llegó a la conclusión de que él mismo le diría a Pancho que lo quería. Al fin y al cabo era lo que sentía.
Pero en todo el día no encontró ni un momento para quedarse a solas con Fancisco. A cada momento siempre había alguien que le buscaba: Julio que quería jugar con él, Martín que le pedía ayuda para librarse de las tareas impuestas por Catalina, Luciano que se burlaba de él por los asuntos de fútbol, un par de broncas que tuvo con Manu…Y a pesar de todo, Francisco estaba siempre con él. Ni un momento lo dejó solo. Fueron juntos a todos los sitios. A Miguel le tranquilizaba tenerlo a su lado.
Francisco estaba en las mismas. Había elaborado un discurso para soltárselo a Miguel en cuanto tuviera la oportunidad, un discurso que había logrado elaborar después de leer todos los artículos que hablaban de amor en las revistas que hacía un tiempo tomó sin permiso de la casa de María. Después de regresar de cortar leña para mantener encendido el horno de la cocina, se sentó en el porche de la casa y suspiró. Catalina, que pasaba por allí, se acercó a su hermano y se sentó a su lado, preocupada por si le pasaba algo.
-¿Todo va bien, hermano? ¿Ya pudiste hablar con Miguel para termina de aclarar las cosas? Mira que se acaba el tiempo de vacaciones.
-Lo tengo todo preparado Catalina. He memorizado un discurso.
-¿Y estás seguro de poder decírselo sin ponerte nervioso?
Francisco asintió. No por nada se había pasado tres horas delante de un muñeco de paja, intentando simular que era Miguel, para que cuando llegara ese momento no se quedara atascado y no le salieran las palabras.
-Todo está controlado. Esta vez será la definitiva, seguro.
Catalina no estaba del todo segura de que su hermano fuera a cumplir su objetivo. Le preocupaba que nuevamente uno de los muchachos se metiera en medio a incordiar. Como si la isla no fuera lo suficientemente grande como para que pudieran hablar en algún privado…
De repente la colombiana tuvo una idea, una idea tan brillante y sencilla que no podía creerse que no se le hubiera ocurrido antes. Miró a su hermano con una sonrisa de triunfo en los labios. Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Francisco. Cuando Catalina sonreía de esa manera es que no estaba tramando nada bueno.
-Tengo un plan que quizás pueda ayudar a declararte de una vez por todas. Y créeme hermanito, esta vez no te molestará nadie.
-¿Q-Qué plan?
-Tú solo haz lo que yo te diga. Y necesito saber ¿Hay alguna leyenda en torno a esta isla?
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Cuando llegó la noche Catalina mandó poner la mesa en el porche de la casa. Desde que Luciano y Sebastián llegaron a la casa se hacía imposible que todos pudieran comer dentro. Además, a la hora de dormir tenían que conformarse con unos colchones tirados en el suelo del salón. Y aquello era un caos, puesto que muchas noches acabaron teniendo guerras de almohadas por ver quien se quedaba con el sofá.
Uruguay era el encargado de poner la mesa aquella noche. Repartió los nueve platos por la mesa y comenzaron a comer mientras charlaban sobre cómo les había ido el día. De repente Martín se levantó de la silla y miró a sus amigos.
-Un momento…¿Quién me ha robado la comida?
-Weón, te la has comido ya.
-¡No es cierto! Hace un segundo mi plato estaba aquí y de repente ha desaparecido.
-A mi me ha pasado lo mismo.
-¡Ha sido un fantasma!
-No seas tonto Julio, los fantasmas no existen.
Catalina se rio internamente mientras guardaba con disimulo el plato de carne que le quitó a Martín sin que este se diera cuenta. Estaba comenzando a poner en práctica el plan que había elaborado con su hermano. Le hizo una seña con la cabeza a Ecuador, indicándole que podía seguir con que habían planeado. Francisco captó la atención y volvió la cabeza para mirar a sus amigos, mientras tomaba un pedazo de tarta.
-Son varias las personas que afirman haber visto un fantasma en esta isla.
Un pesado silencio se apoderó de todos los allí presentes. Martín estaba a punto de meterse una cuchara en la boca, pero se quedó a medio camino. Manuel y Sebastián simplemente arquearon una ceja. Miguel sonrió de forma nerviosa, era un poco supersticioso y las historias de fantasmas no le daban buena espina. A Julio le faltó tiempo para abrazar a Dani y ocultar la cabeza en su hombro, mientras Paraguay le acariciaba suavemente el pelo. Solamente Luciano parecía entusiasmado con lo que estaba oyendo, así que se acercó al ecuatoriano y se sentó a su pies, con los ojos brillantes de la emoción y apoyando la barbilla en las manos, esperando a oír más cosas.
-¡Parece una historia interesante! ¡Yo quiero saber más sobre eso!
-No hay mucho que contar. Yo no se si los fantasmas existen o no, pero mucha gente de esta isla dice que ha visto uno rondando por la Bahía de Correos, con un barril de la oficina de correos al hombro. - Ecuador se encogió de hombros, como si estuviera hablando de algo tan normal como el tiempo.- En el siglo VXII los balleneros que surcaban estas aguas hacían una parada en la Bahía de Correos y depositaban allí un barril con cartas dentro, normalmente cartas en las que se pedía ayuda para salir de la isla, para que los barcos que hacían su viaje de retorno las recogieran y las hicieran llegar a sus destinatarios. Estos destinatarios solían ser familiares residentes en Europa o en el territorio de Estados Unidos. El problema es que, como estas aguas estaban infectadas de piratas, muchas de esas cartas jamás llegaban a su destino y se perdían en el fondo del mar. Por eso, cada noche el alma de uno de esos balleneros se pasea por la playa con un barril de cartas, intentando conseguir que lleguen a su destino.*
- É uma história interesante ¿Y hay alguna pista sobre quién puede ser ese fantasma?
-Luciano, carajo, deja ya el tema.
-¡Pero tengo curiosidad Miguel, no todos los días se puede ver un fantasma!
-Por lo que dicen puede tratarse de un marinero del buque Essex, que en 1819 incendió toda la isla…la piel me ardió durante unos cuantos días por su culpa, y Alfred logró convertir todo ese suceso en una idea para una novela.**
-Una novela bastante entretenida.- Chile asintió con la cabeza.
Después de esa explicación todos guardaron silencio durante un rato, cada uno sumido en sus propios pensamientos y mirando de vez en cuando hacia la playa. De repente el silencio fue roto por la risa de Catalina.
-Muchachos, no me digan que la historia que les ha contado mi hermano ha conseguido asustarles ¿Qué acaso no son hombres machos sin miedo a nada?
-Che, ¿Quién dijo que mi grossa persona tenga miedo? Todo el mundo sabe que los fantasmas no existen.
-Yo no creo en fantasmas, pero si en el Caleuche, la Pincoya, el coñipoñi, el trehuaco, el camahueto…
-Ya para Manu.- Martín lanzó una mirada de aburrimiento al chileno, que le correspondió con otra de fastidio al haber sido interrumpido cuando estaba enumerando a sus criaturas mitológicas, de las que tan orgulloso se sentía.- Esos seres tampoco existen.
-Si existen po´, pero no salen delante de fletos culiaos como tu.
-Como sea.- Catalina alzó un poco la voz, lo suficiente para captar de nuevo la atención de los chicos.- Ya que esta isla tiene tantas cosas misteriosas…He pensado que podríamos jugar a la "caza del tesoro", una especie de prueba de valor.
-¿¡Una prueba de valor con fantasmas rondando por ahí fuera!? ¡Ni loca, birlocha!
-Pero Catalina, eso requiere preparación…
-¡Anda mira, si casualmente tengo papelitos con los nombres de cada uno para formar parejas AL AZAR, y esta mañana dejé repartidas en la isla pelotas de tenis con una "x" dibujada!- La colombiana interrumpió a Daniel antes de que pudiera seguir hablando.- Qué casualidad, ¿Verdad? Pues ya que lo tenemos todo, el juego consistirá en encontrar una pelota de tenis. Para ello nos dividiremos en parejas. La pareja que antes encuentre la pelota y la traiga aquí, será la ganadora.
-Pero somos nueve.- Interrumpió Sebas mientras se colocaba bien las gafas.- Uno de nosotros tendrá que ir solo.
-Yo no participaré, así que les esperaré aquí para comprobar quien es el ganador.
-Linda idea ¡Yo me apunto!- Paraguay se levantó de la silla y fue a coger uno de los papelitos que la colombiana tenía en la mano, más no puedo llegar a coger ninguno porque la chica los apartó rápidamente.
-Yo entregaré el papelito a cada uno de ustedes, no toquen nada.-
Catalina repartió un papel con un número a cada chico. Los dos que tuvieran el mismo número debían ir juntos. Al final las parejas que se formaron fueron Manu con Martín, Sebas con Luciano, Dani con Julio y, como no, Francisco con Miguel. Naturalmente, Coco había repartido los papelitos de tal manera que los números que salieran resultaran en esas parejas.
Y claro, como no, hubo quien se quejó de eso.
-¡No puede ser que me haya tocado otra vez con Martín!
-Acéptalo Manu, es el destino, vos no podés escapar de mí.
-Puta la wea, solo espero que encima de que acepto jugar contigo no me hinches las bolas.
-Sabes perfectamente que eso será imposible.- Murmuró Sebas.- Solo espero que no se maten a palos en mitad del bosque.
-Não se preocupe com eles, Sebas.- Luciano pasó un brazo por los hombros del rubio.- Nosotros debemos concentrarnos en ganar este juego, será igual de fácil que ganar un partido de fútbol.
-¿Y cómo sabremos dónde están situadas las pelotas, Catalina?
-Fácil Miguel, llevareis un mapa de la isla donde se señala la zona en que debe buscar para encontrar la pelota. Cuando la encontréis lo único que deben hacer es cogerla y volver otra vez a casa.
-Está todo muy bien preparado.- Dani sonrió mientras se colocaba mejor la banda de su frente.
Catalina intentó no sonreír demasiado, pensando en que ya podía estar todo bien organizado, ya que se había pasado casi toda la mañana preparando las cosas con su hermano.
Miguel y Julio no parecían muy entusiastas por participar. Entraron dentro de la casa y cuchichearon en voz baja.
-¡Maldito juego!
-Tranquilízate Julio, no pasará nada.
-¿Y me lo dices tu? Te tiemblan las piernas, broder.
-¡N-No es cierto carajo! Aunque será mejor que nos pongamos…¡El chullo de la suerte! Seguro que con eso logramos ahuyentar al fantasma.
Los dos hermanos fueron adonde guardaban el equipaje y sacaron dos ponchos y dos chullos completamente iguales. Se los pusieron y también tomaron dos linternas, una mochila y una cantimplora. Luego se abrazaron.
-¡Que no te pille el fantasma!
-¡Lo mismo digo!
Sebastián los miró con cara de resignación.
-¡Que no vamos a la guerra, por dios, solo vamos a jugar a un juego! ¡Y los fantasmas no existen!
-¿Por qué lleváis puesta la misma ropa?- Luciano los miró con curiosidad.- ¡parecéis gemelos! Si no fuera porque sois de alturas diferentes podría pensar que sois gemelos.
-Es algo que hacemos para tener buena suerte. Estos chullos los tejí yo, y estoy seguro de que dan buena suerte.- Miguel sonrió mientras miraba a su hermano, que parecía un clon suyo.- Si los dos llevamos el mismo chullo estaremos conectados y no tendremos miedo.
Si Miguel hubiera sabido que ir vestido igual que su hermano le iba a traer tantos quebraderos de cabeza en un futuro, en ese instante no se habría reído tanto.
Una vez que todo el mundo tuvo su mapa dedicaron unos momentos a estudiarlo. Luciano observó su mapa con cara de aburrimiento, les había tocado buscar en la zona de selva, nada nuevo para él. Así que se dedicó a mirar los mapas del resto de sus compañeros. Cuando vio el que les tocó a Miguel y Francisco abrió mucho los ojos por la sorpresa.
-¡Os ha tocado la zona de Bahía de Correos, donde se aparece el fantasma! ¡Qué emocionante!
-Sigue sin parecerme emocionante…-Miguel miró su mapa, un poco inquieto.
-¡No me digas que te dan miedo los fantasmas! ¡Ah, espera, ya se lo que podemos hacer! Te puedo cambiar el mapa que nos ha tocado a Sebas y a mí por el vuestro, tengo curiosidad por ir a ese sitio.
Francisco se alarmó. El plan que había elaborado con Catalina consistía en que Perú y él tuvieran que investigar por la Bahía de Correos. Al ser una zona tan llena de misterio, los demás se mantendrían alejados de allí por temor al fantasma y así estarían solos para hablar con tranquilidad. Pero si Miguel aceptaba cambiarle el mapa a Luciano todo el plan se iría al traste…
Por suerte Miguel no aceptó el cambio.
-¡No me dan miedo los fantasmas pe, yo soy recontramacho por mi mare! Iremos a ese sitio, y si aparece el fantasma…Pues le saludaremos.
-Muy bien, ya veo que todo está aclarado.- Catalina se puso delante de ellos con los brazos cruzados.- Tenéis tres horas para volver acá con las pelotas ¿Si? Pues venga. Preparados…listos… ¡Ya!
Nada más decir "ya", las cuatro parejas salieron corriendo cada una en una dirección distinta y Catalina se quedó sola junto a la casa. Esperaba que el plan saliera bien y que su hermano por fin pudiera hacer una declaración de condiciones. La historia del fantasma sería la excusa perfecta para mantener alejados a los demás. Y mientras tanto ella podría tumbarse tranquilamente en una hamaca y disfrutar de un poco de tranquilidad.
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Sebastián ya se había cansado de correr. Llevaban corriendo desde que salieron de la casa y prácticamente ya habían llegado al lugar donde debían buscar la pelota, un lugar en medio de la selva. Una vez más, Sebas admiró la facilidad que tenía Luciano para moverse por ese tipo de terrenos. No parecía que le molestasen las plantas, ni que saltar por encima de las raíces de los árboles supusiera un esfuerzo. Él en cambio tenía que moverse con cuidado para no tropezarse y caerse en el suelo, y por eso cada vez se quedaba más atrás. Cuando el brasileño se dio cuenta de eso, aminoró el paso y se colocó al lado de su acompañante.
-Você anda muito lento Sebas. A este ritmo não vamos nunca chegar.
-El problema no es que yo camine muy lento, el problema es que tú caminas demasiado deprisa.
-Quiero encontrar cuanto antes la pelota para que lleguemos los primeros ¡Quiero ganarles a todos!
Uruguay suspiró. A veces tener un novio con un espíritu tan competitivo resultaba agotador.
Siguieron caminando y al cabo de un rato lograron distinguir algo oculto en el hueco de un árbol. Se acercaron para mirar lo que era y sonrieron al descubrir que se trataba de una pelota de tenis con una "x" dibujada en la superficie.
-¡Ya la hemos conseguido! Ahora volvamos deprisa a la casa, quiero tomarme un mate.
Luciano asintió y se guardó la pelota en el bolsillo. De repente pareció darse cuenta de algo y miró a Sebastián.
-Ouça, eu só tinha uma idéi. Aún es pronto para que volvamos. Seguro que los demás apenas han llegado a los lugares que marcaban sus mapas, ya que tan solo ha transcurrido media hora ¿Por qué no vamos mientras tanto a la Bahía de Correos a echar un vistazo y comprobamos si es cierto que allí hay un fantasma? Nos pilla de paso para volver a casa, tenemos tiempo de sobra.
El rubio frunció el ceño.
-¿Pero no querías llegar el primero a la casa?
-Si, pero también tengo curiosidad por ver ese sitio. Vale la pena ir allí.
-Como quieras.- Sebas se encogió de hombros.- Pero si Martín gana el juego por llegar primero luego no te enfades con él.
-No ganará, estoy seguro. Yo corro más que él ¡Vamos rápido!
Y ambos comenzaron a correr, en dirección a la Bahía.
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-Esto es una mierda.
Por una vez Manu estaba de acuerdo con Martín. Encontrar la pelota fue demasiado fácil para ellos, estaba escondida debajo de una piedra y se veía a simple vista.
- Estoy al pedo de este juego.
-Calla la boca, ya tenemos la pelota po´, volvamos a la casa.
-Che Manu ¿A qué tanta prisa? Ahora estamos los dos solos.- Martín se acercó al chileno, que retrocedió un par de pasos antes de ponerse rojo.
-¡Me importa un pico que estemos solos, no te acerquei´a mi!
-¿Sabes que tengo ganas de romperte la boca? En el buen sentido, claro.
-Chupa de una botella, a mi me dejai´ en paz.
-¡Pero Manu!- Argentina puso cara de pena, con los ojitos llorosos.- ¡Desde que llegamos aquí no hemos tenido tiempo para estar a solas! ¡Y yo quiero pasar un rato con vos! A este paso moriré por abstinencia.
Chile también se moría de ganas de estar a solas con Argentina, echaba de menos que le acariciase y le dijese cosas lindas al oído, cosas que solo iban dirigidas a él y que sonaban aún mejor con el acento que el rubio les ponía.
Pero naturalmente nunca admitiría tal cosa delante de Martín, así que intentó poner cara de indiferencia y le miró sin mucho interés.
-Y en caso de quedarnos solos, ¿Adonde cresta vamos?
-Pues…-El argentino pensó durante unos instantes.- ¡A la Bahía de Correos! De seguro allí no molestará nadie.
-Creí que le teniai´ miedo al fantasma.
-Ya dije que yo no creo en esas cosas.
-La última vez que vimos una película de miedo en tu casa no saliste a la calle en tres días por miedo a que te atacara un zombi y…
-Manu…
-¿Qué?
-Callate. Ok? ahora solo cállate y seguime nomás. No me recuerdes lo de esa película.
-Cagao.
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Julio caminaba despacio mientras observaba muy atento a su alrededor, analizando cada movimiento que se producía en los setos del camino por el que andaba. Cada pequeño ruido parecía sobresaltarle y a cada instante giraba la cabeza para mirar hacia atrás. A su lado, Dani parecía mucho más relajado.
-D-Dani…
-¿Hum?- El castaño miraba el mapa, pero lo dejó a un lado y miró a Julio.- ¿Quieres algo?
-¿Cuánto falta para llegar al punto que indica el mapa?
-No mucho, ya estamos cerca.
Pero Julio no se quedaba tranquilo.
-Es que estamos cerca del lugar donde dicen que se aparece el fantasma…
Daniel paró de andar y el boliviano casi chocó contra él. Volvió a levantarse el chullo, que se le había vuelto a bajar hasta los ojos, para encontrarse con que Paraguay le miraba dulcemente.
-¿Tienes miedo de que nos encontremos con el fantasma?
-¿M-Miedo yo? ¡No! El menor puso los brazos en la jarras y soltó una carcajada.- ¿Cómo voy a tener miedo de una cosa que no existe? ¡Jajajaja, qué tontería!
Y de pronto se escuchó un ruido de entre los árboles. Julio soltó un chillido y cerró los ojos, esperando ver en cualquier momento una sombra espectral saliendo del árbol. Pero lo único que logró ver fue a una lagartija moviéndose entre las ramas. La lagartija lo miró con sus grandes ojos negros, como si se estuviera riendo de él por ser tan miedoso.
Bolivia sintió como sus mejillas enrojecían por la vergüenza y tomó una piedra del suelo para tirársela al animal, por haberle dado semejante susto. Paraguay intentó detenerlo antes de que lo hiciera.
-¡Esa pobre lagartija no tiene culpa de nada!
Pero fue demasiado tarde. En cuanto la piedra impactó contra ella, la iguana saltó sobre Julio que, sobresaltado, soltó el mapa y se hizo a un lado para esquivarla. El animal cayó al suelo y correteó hacia ellos.
-¡Nos ataca una iguana! ¡Debemos buscar algo para ahuyentarla!
-Mitai, las iguanas son animales pacíficos, no nos harán nada.
-¡Pero se está comiendo nuestro mapa!
Dani miro en dirección a la iguana y abrió mucho los ojos por la sorpresa. Efectivamente, el animal había tomado el mapa que estaba en el suelo y se lo había tragado como si se tratara de una planta. Una vez que terminó de comérselo, volteó y se subió nuevamente a la rama del árbol.
Tanto Paraguay como Bolivia estaban clavados en el suelo, inmóviles, sin creerse lo que había sucedido. Tras un rato Dani decidió decir algo. Rio nerviosamente y se llevó una mano a la cabeza.
-Uy, parece que nos quedamos sin mapa.
-¡¡Te dije que ese bicho era una mala birlocha!!
-La pobrecita iguana no sabía lo que hacía, confundió el mapa con comida. Dale Julito, no seas mala con ella. Mejor sigamos andando para intentar salir de aquí. A lo mejor podemos encontrar algún lugar que nos resulte familiar, y así podremos regresar a casa.
Julio asintió. Era mejor caminar que quedarse parado en un sitio así.
Al cabo de un rato lograron salir del bosquecillo por el que caminaban y ante ellos apareció la playa.
-La Bahía de Correos…-Murmuró el boliviano.
-Creo que nos alejamos mucho de donde el mapa señala nuestra zona. Pero podemos echar un vistazo a este sitio, ya que estamos aquí. Quizás encontremos por casualidad una pelota.
-¡No!- Julio se abrazó a Dani- ¡Este sitio no me gusta, mejor regresemos ya!
A Paraguay no es que le gustara ver a Julio teniendo miedo, pero tenía que reconocer que encontraba adorable que le abrazara de esa manera. Rodeó al menor con los brazos y lo acercó a él.
-Sabes que yo nunca dejaría que nada malo te pasase. No tengas miedo mitai.- Dani miró alrededor de la playa, buscando algún sitio donde pudieran sentarse a descansar.- Mira, allí hay una cueva. Podemos sentarnos dentro y descansar un rato.
-Dale, vamos allá. Pero…-Julio se sonrojó y bajó la mirada.- No dejes de abrazarme como ahora.
Daniel sonrió una vez más mientras comenzaba a caminar hacia la cueva.
-No dejaré de abrazarte nunca.
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Miguel sonrió mientras echaba la cabeza hacia atrás. Llevaban un rato andando por la zona que les había, la Bahía de Correos. Al principio Perú estaba muy nervioso, ni siquiera el chullo de la suerte lograba calmarle. Pero cuando Ecuador le tomó de la mano y la apretó con fuerza comenzó a sentirse mejor.
-¿No tienes calor ahora que estamos en la playa?
-Hace frío ahora en la noche. Pero después de correr tanto si que tengo algo de calor.
-Entonces sería mejor que te quitaras ropa ¿O prefieres que lo haga yo?
-Pucha ¿De verdad hace falta que preguntes eso?
Francisco no necesitó que se lo dijeran dos veces. Tomó a Miguel de la cintura y lo besó con fuerza. Al instante fue correspondido por el otro. Bajó los labios por su cuello y metió las manos bajo el poncho. Ya iba a quitarle el chullo cuando el peruano puso una mano encima de la suya y negó con la cabeza.
-No me lo puedo quitar, prometí a Julio que lo llevaría puesto.
Francisco rió.
-¿Vas en serio cuando dices que es un chullo mágico?
-¡Por supuesto que si!- Miguel le miró ofendido, pero enseguida puso una sonrisa.- Es mágico porque consigue que Julito deje de tener miedo, no es mágico porque tenga poderes especiales ni nada parecido.
-Oh…ya entiendo.
Estuvieron besándose un rato más, hasta que Miguel se separó y miró a Francisco directamente a los ojos.
-Oe Fran, ¿No hay nada que quieras decirme?
Pancho se preguntaba cómo hacía Miguel para adivinarle los pensamientos.
-Si que tengo algo que decirte. Pero prefiero decírtelo allá.- Señaló una cueva que estaba cerca de la playa.
-P-Pero esa cueva… ¡Es la cueva donde se aparece el fantasma!- Perú dio media vuelta y comenzó a caminar de vuelta a la casa.- ¡Ni aunque me pagues me meto ahí!
-¡Pero es que…la pelota de tenis está ahí dentro según el mapa!
Miguel se pasó. Luego miró hacia la cueva y luego otra vez a Francisco.
-Ya pues, me da igual. Es un juego nomás. Yo no me meto con fantasmas.
Panchó suspiró, intentando armarse de paciencia. Aquello estaba siendo más complicado de lo que se esperaba. Había olvidado por completo que Miguel era muy supersticioso y que no le gustaban nada las cosas que tuvieran que ver con los espectros o las maldiciones.
-Necesito decirte una cosa, pero tiene que ser dentro de la cueva.
-Eso son huevadas ¿Qué no me puedes decir aquí?
-Eh…No.
Claro que no se lo iba a decir ahí, más que nada porque con la mala suerte que tenía seguro que alguno de los chicos andaba merodeando por allí y les interrumpía el momento.
Miguel arqueó una ceja, no contento con la explicación que le daba su vecino.
-¿Seguro que no es nada malo?
-Claro que no. Confía en mí. Te prometo que será algo bueno.
-Dale entonces.
Ambos chicos caminaron hasta la cueva. Una vez que llegaron entraron en ella. Aunque estaba bastante oscuro y la cueva era muy amplia, se podía ver el suelo gracias a la luz que se colaba por los agujeros del techo. Francisco comenzó a armarse de valor para lo que tenía que decir.
-¡Aquí y ahora tengo algo que decirte! ¡Yo te quie…!
-¡Mira, allí parece que hay un bulto, quizás sea la pelota.- Miguel se fue corriendo al interior de la cueva y dejó solo a Francisco.
Solo y con la boca abierta.
Miguel se fue. Delante de sus narices ¡Y justo cuando comenzaba con la declaración! Ahora que por fin se sentía decidido no pensaba dar media vuelta, así que entró a la cueva para buscar a Miguel.
Tras un rato dando vueltas al fin divisó en una esquina un que se movía. Francisco se aproximó a él y vio que se trataba de una persona envuelta en un poncho y con un chullo en la cabeza. Era Miguel, claro, seguro que se cansó de andar. Se sentó a su lado y lo abrazó, sin ser correspondido.
-¿No quieres hablarme? Siento haberte traído hasta acá, se que estos sitios no te gustan demasiado.
No recibió respuesta alguna, así que decidió continuar. Tomó aire y comenzó a hablar.
-Miguel, hay algo que llevo mucho tiempo esperando a decirte…
No sabía el tremendo error que estaba a punto de cometer.
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Al no encontrar un sitio mejor donde poder estar a solas, Chile y Argentina acabaron en la cueva de la Bahía de Correos. Allí pudieron despacharse a gusto después de haberse pasado más de una semana sin tocarse el uno al otro. Martín quería coger a Manu aprisa, pero el chileno seguía resistiéndose.
-¿Te gusta que te chape?
-No
-Si igual te gusta
-Que no weón.
-Uy, que si te gusta.
-¡La mierda! ¡Si conchentumare, me gusta! ¿Contento?
-Mucho.
En esas estaban cuando de repente una sombra se abalanzó sobre ellos.
-Eu peguei o fantasma!
-¿L-Luciano? ¡No soy el fantasma, quita de encima,che!
El brasileño se quitó de encima del argentino, y al instante Uruguay apareció a su lado.
-¿Ves? Te dije que los fantasmas no existen. Eso te pasa por no hacerme caso, Lu.
-Está tan oscuro que no se ve nada. Además, tampoco esperaba encontrarme con Manu y tu primo aquí dentro.- Brasil puso cara de decepción mientras ayudaba a Martín a levantarse del suelo.
-¿Qué weas haceis vosotros aquí?- Manuel se cruzó de brazos y encaró a los recién llegados. Estaba molesto de que le hubieran interrumpido justo cuando al fin podía estar a solas con Martín.
-Vinimos a esta cueva para encontrar al fantasma, pero creo que no hay nada ¿Vosotros habéis encontrado algo?
-No, tampoco. Creo que lo mejor será salir de aquí lo antes posible. Esta demasiado oscuro y no se ve nada.
A todos les pareció buena idea, así que caminaron por la cueva para encontrar la salida. De repente, Sebas, que iba el primero del grupo, se paró en una esquina.
-O que acontece, Sebastian?
-Quietos. Hablad en voz baja. Ahí delante hay alguien.
-¡Es el fantasma!- Uruguay tuvo que detener a su novio antes de que saliera corriendo de la emoción.
-¡He dicho quietos!
Los cuatro asomaron la cabeza y observaron al desconocido.
-Pues no parece un fantasma.- Murmuró Martín.
-Claro que no fleto ¿Qué no veis que es Miguel? O Julio, no se. Con esta oscuridad no se ve nada.
-¡Silencio! Se acerca otra persona.
-¿Quién es?
-Parece…Francisco ¡Y está abrazando al otro!
-Che, ya sabía yo que Pancho andaba encamotado por Miguel
.
Los cuatro chicos se agolparon contra la pared para escuchar mejor lo que decía. No querían perderse nada de lo que iba a suceder.
--------------------------
-Espérame aquí Julio, no tardaré.
Daniel se alejó de Julio. Tenía que volver atrás para recuperar la linterna que se les cayó nada más entrar a la cueva. Bolivia no se sentía muy seguro allí dentro, así que se acurrucó en un rincón y decidió que lo mejor sería esperar a Dani, procurando no pensar mucho en las historias de fantasmas. Tiró del chullo que llevaba en la cabeza y consiguió relajarse un poco.
Al cabo de un rato escuchó pasos y levantó la mirada con la esperanza de que fuera Dani, pero solo vio una sombra negra acercándose a él con paso lento. Se acurrucó aún más dentro de su poncho y volteó la cabeza para no mirarle ¡Seguro que era el fantasma! Ya no tenía escapatoria. Intentó no gritar de miedo y cerró los ojos. Se sorprendió bastante cuando la figura misteriosa se puso a su lado, pasó los brazos alrededor de sus hombros y le abrazó ¿A qué venía eso? De repente un rayo de luz de luna se coló por uno de los agujeros de techo e iluminó por unos segundos el rostro del fantasma…Que dejó de ser un fantasma. Julio puso mala cara. Solo se trataba de Francisco ¿Por qué carajo lo abrazaba? Ya estaba a punto de levantarse para golpearle cuando algo hizo que se detuviese.
-Miguel, hay algo que llevo mucho tiempo esperando a decirte…
Oh, eso iba a ser bueno. Bolivia intentó aguantar la risa. Francisco lo estaba confundiendo con su hermano, lo cual no era raro teniendo en cuenta que esa noche los dos iban vestidos igual y que en la cueva apenas había luz. Esperaría hasta escuchar lo que tenía que decir, y luego se quitaría el chullo de la cabeza y le daría la sorpresa. Sería muy divertido reírse de Francisco y acusarle de no saber distinguirlo de su hermano.
Sin embargo, cuando Francisco comenzó a hablar, Julio ya no tuvo tan claro que quisiera reírse de él.
-Para mi no ha sido fácil encontrar las palabras que quiero decirte ahora. Desde que llegamos a esta isla he tratado de encontrar la manera de poder quedarnos solos. Ah, no me malinterpretes, no es que no me guste que los demás se enteren, si no que quiero que seas en primero en oírlo. Por eso te traje a esta isla. Quería que estuviéramos los dos solos. Así es mucho más especial. Pero aun así no pareces darte cuenta de nada. Todo lo que he hecho todos estos días ha sido por ti. Cada cosa que he hecho ha sido para intentar hacerte feliz: el volley, los juegos en la playa, las veces en las que te cambiaba el turno de limpieza, la vez aquella que te hice cosquillas…Miguel, yo…Te quiero. Es lo que llevo siglos intentando decirte. Cada día que pasa no puedo dejar de pensar en ti. Cada minuto me enamoro más y más. Si te hubiera inventado a mi medida no serías tan perfecto como lo eres ahora. Solo espero que aceptes lo que siento. Porque…-Francisco cogió la manos del otro entre las suyas.- ¡Quiero que seas mi pareja! Intentémoslo. No hay otra persona en el mundo a la que pueda querer más que a ti. Te amo.
Y entonces Francisco alargó una mano para retirar el chullo de la cabeza de su acompañante…Y se dio cuenta de que quien estaba con él era Julio, no Miguel. Hubo un incómodo silencio entre los dos, con Bolivia mirándole con la boca totalmente abierta y cara de "pero que birlochas es esto", hasta que de repente Ecuador pegó un grito. Julio también pegó un grito. Y como si fueran ecos se oyeron los gritos de Manu, Martín, Sebas y Luciano, que también estaban escondidos en la cueva y que en ese momento salieron de su escondite.
-¿¡QUÉ HACEIS VOSOTROS ACÁ!?
-¡Yo quería ver al fantasma!
-Y yo no tuve más remedio que seguirle…
-Manu y yo nos perdimos y acabamos aquí.
-¡Eso son puras weas, tu me obligaste a venir acá!
-¡Dejadlo ya!- Francisco tuvo que apoyar la mano en la pared para no caerse. Todo le había salido mal, rematadamente mal.- Julio, ¿Tu sabes dónde está tu hermano?
Pero Bolivia no podía contestar. Solo miraba fijamente a la entrada de la cueva, con los ojos muy abiertos y una expresión en su cara que era una mezcla de temor y sorpresa. Ecuador volteó la vista hacia hacia atrás y el corazón casi se le paró del susto.
En la entrada de la cueva estaba Miguel. Y por la cara que tenía, lo había escuchado todo.
Francisco pensó que sin lugar a dudas aquel era el peor momento de su vida.
Se acercó a Miguel para tratar de explicarle lo que había sucedido, pero el peruano le apartó la mano de un manotazo y le miró con odio. Miguel se sentía terriblemente dolido y traicionado, y las lágrimas luchaban para no escaparse de sus ojos. No iba a ponerse a llorar delante de todos.
-Miguel…-Francisco se acercó rapidamente al peruano y le tomó de las manos. Luciano dio un paso adelante para acercarse él también, pero Sebas le puso una mano en el hombro y negó con la cabeza, para indicarle que no debía intervenir. Chile y Argentina miraban la escena con interés, aunque tampoco tenían intención de intervenir. Ninguno de los cuatro sabía lo que estaba pasando exactamente, pero intuían que Miguel estaba muy enfadado y que era posible que esos dos acabaran peleando. Estarían alerta por si eso sucedía, para intentar separarlos.
-Francisco…tu y mi hermano…
-¡Puedo explicarlo!
-No. Ya se lo que pasa aquí. Es tan sencillo que no se como no me di cuenta antes.
-Uff, que bueno que digas eso, ya creía que tu…
-Primero me chamullaste para hacerme creer que te importaba. Y yo me lo creí. Jamás lo hubiera imaginado, pero solo me usaste para acercarte a mi broder.
Francisco se quedó de piedra ¿¡Por qué Miguel se empeñaba en buscarle una explicación tan retorcida a la situación!? Era totalmente absurdo pensar que el pudiera estar interesado en Julio de esa manera ¡Si estaba claro que Bolivia no lo soportaba! Si no hubiera estado en una situación tan tensa como aquella, probablemente se hubiera echado a reír.
-¡Fue un error, yo no estaba buitreando con tu hermano, lo que yo quería decir es…!
-Ya no quiero oír nada más, Francisco. Deja que me borre antes de que arme bronca.
-¡Quiero que me escuches!
-¡No quiero escucharte ya!¡No tienes ni idea de lo que siento ahora, y ninguna excusa me hará sentir mejor!- Miguel apartó la mano de Francisco, pero no la soltó. Miró a Ecuador a los ojos, casi con desesperación. Aquella mirada asustó a Francisco. No era una mirada de odio, si no una mirada vacía y con algo de decepción.- No te entiendo Francisco. No se a lo que juegas conmigo. Dijiste que yo te importaba, y estuve esperando porque pensé que quizás eso significaba algo más. Pero ya veo que me equivoqué contigo.
Esas palabras dañaron a Ecuador, que en esos momentos trataba de calmarse para poder decir alguna cosa que sonara convincente. Pero una vez más, las palabras se amontonaban en su cerebro y morían en su boca, sin tener oportunidad de ser pronunciadas ¿Por qué le costaba tanto decirle a Miguel que todo aquello fue un malentendido, que la única persona a la que quería era a él? ¿¡Por qué!?
Ah, pero todavía podía arreglar la situación. Tenía un testigo que sabía que la declaración iba dirigida a Miguel. Julio había escuchado perfectamente sus palabras y sabía lo que había pasado.
-Julio, tu sabes lo que pasó ¡Dile a tu hermano que las palabras de antes eran para él! ¡Díselo!
Pero Julio estaba demasiado sorprendido como para decir nada. No podía creerse que Francisco intentara declararse a su broder de aquella forma. Ecuador nunca le cayó especialmente bien, y no le hacía mucha gracia pensar en él como el novio de su hermano. Ahora tenía la oportunidad de romper para siempre la relación que los unía, si simplemente se quedaba callado y no le contaba a su hermano la verdad. Pero al mismo tiempo sabía que las palabras de Francisco habían sido sinceras, y que realmente él amaba a Miguel ¿Qué hacer entonces?
Nada. No hizo nada. Julio simplemente se quedó callado. No porque quisiera, ya que le hubiera gustado decir muchas cosas en ese momento, pero la indecisión pudo con él y se quedó callado, sin saber lo que decir. Quizás era lo mejor. Así mataría dos pájaros de un tiro: Ecuador no volvería a hablar con Perú, y su hermano dejaría de pensar en Pancho ¿Pero de verdad eso era lo correcto? ¿No se merecía el ecuatoriano el corazón de su hermano después de todo lo que había echo?
Miguel no necesitaba oír a su hermano, estaba completamente seguro de que sus pensamientos acerca de lo ocurrido eran los correctos. Él quería mucho a Francisco, estaba seguro de que lo amaba. Deseaba que las palabras que antes había pronunciado el ecuatoriano fueran para él, pero no podía ser. Encima Pancho intentaba hacer que su pobre broder mintiera para ayudarle. Un sentimiento de rabia empezó a apoderarse de él, la misma rabia que sentía cuando algo no salía como él esperaba, una rabia mezclada con decepción, la misma que sintió siglos atrás cuando estaba en guerra.
Volteó para salir de la cueva, pero antes giró la cabeza y tan solo pronunció las dos palabras que menos había pronunciado a lo largo de su vida. Y esas palabras fueron demoledoras para Francisco:
-Ecuador…te odio.
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Comments: 25
Adrilex28 [2017-10-24 04:51:42 +0000 UTC]
Usteh es maldah purah :'''''vvvv
WAAAAAAAAAAAAA *iora* nuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
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BelBelen [2013-11-30 19:47:21 +0000 UTC]
Aww :c Espero que consideres continuar con este fic, me ha encantado, eres muy buena escribiendo
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Marce-san [2012-09-13 20:56:12 +0000 UTC]
Dios mio! me encanta este fic! de verdad, lo he leído tan municiosamente, me encantó!!!~ espero a que lo sigas T_T ♥♥
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Lovi-Love04 In reply to Marce-san [2012-09-14 22:18:02 +0000 UTC]
Muchas gracias! Me encanta que te guste ^-^ Tranquila, dentro de poco lo continuaré~~
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Lovi-Love04 In reply to lailaxnana [2012-09-14 22:19:03 +0000 UTC]
Tranquila, dentro de poco estará el capítulo 7. Es que he estado liada con la universidad T-T Pero ya pronto lo terminaré ^^
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DianaSan [2012-07-29 00:13:32 +0000 UTC]
AHHH QUE CÓLERA!!! Amo mucho a Migue...pero porque rayos tuvo que malinterpretarlo!!! pobre panchito! todo lo que le costo llegar a ese punto....y que colera con Julio, el podia muy bien solucionar eso y callo!!! no es justo!!!! y para esto donde estaba Dany???? el pudo hacer que Julito dijera la verdad AHHHH son muchas emociones!!!
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Lovi-Love04 In reply to DianaSan [2012-07-30 20:09:57 +0000 UTC]
Yo siempre he creído que Miguel es un poco despistado, y que por eso a veces no se da cuenta de las cosas más obvias, así que no se da cuenta de lo que pasa en realidad U.U Dani mientras tanto se había ido a buscar la linterna, así que en ese momento no estaba para darle a Julio un capón por decir mentiras
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DianaSan In reply to Lovi-Love04 [2012-07-31 02:16:20 +0000 UTC]
Uyy si Dany hubiera sido muy util, aunque también es bueno que no se haya quedado escuchando :S quien sabe habria mas malos entendidos. Porfaaaaaas tienes que continuarlo si????? XD
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Lovi-Love04 In reply to DianaSan [2012-08-04 19:19:08 +0000 UTC]
Claro que lo continuaré! Hay que ponerle un buen final a la historia, después de que Francisco haya sufrido tanto
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DianaSan In reply to Lovi-Love04 [2012-08-05 20:40:31 +0000 UTC]
Jajaja pobre Francisco, esperemos que su sufrimiento valga la pena
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apairofiris [2012-07-27 01:08:14 +0000 UTC]
¡¡NNOOO!! ¡Pancho! TTOTT pobrecito no se merece eso wuahhh Julio maraco... no si igual lo amo
¡Pero NOO! cómo es que ninguno más escuchó todo el discurso.
Si yo fuera Pancho saldría detrás de Migue lo zamarriaria bien y diría "estas loco si crees que puede interesarme tu hermano. Te amo a ti, carajo, cómo no te das cuenta"
Síguelo pronto pliss
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Lovi-Love04 In reply to apairofiris [2012-07-30 20:07:33 +0000 UTC]
Panchito es un sufridor ;W; Si que había pensado en que Francisco saliera corriendo detrás de Migue...pero como soy mala decidí que no haría eso XDD Tranquila, el esfuerzo de Fran tendrá recompensa al final
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GabriellePy [2012-07-26 15:52:53 +0000 UTC]
NOOOO pobre Panchoooooooo! :,C Catalina de seguro saldrá al rescate! Me encantó la parte en que todos empezaron a gritar en la cueva, me imaginé la cara de asustados de todos ellos! ^w^
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Lovi-Love04 In reply to GabriellePy [2012-07-30 20:05:51 +0000 UTC]
La parte de la cueva fue una de las más divertidas de escribir, la verdad es que me gustó mucho como quedó >w< Catalina va a tener que charle muuuuuucha imaginación si quiere ayudar a su hermano...
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GabriellePy In reply to Lovi-Love04 [2012-07-31 18:17:22 +0000 UTC]
Haha pues en serio te quedó genial, siempre te lo vengo diciendo en todos los capítulos, pero es que me encanta como escribís! Continúalo pronto por favor!
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Lovi-Love04 In reply to GabriellePy [2012-08-04 19:16:32 +0000 UTC]
Aghw,muchas gracias, me emociona oir cosas así ;W;
Claro que lo continuaré, Pancho tiene que tener el final feliz que se merece
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Pame-chan-16 [2012-07-26 09:02:56 +0000 UTC]
ahh pobre Francisco! D: ...aunque, no culpo a Bolivia, si eso me pasará, yo tambien me quedaría callado por la duda.
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Lovi-Love04 In reply to Pame-chan-16 [2012-07-30 20:04:16 +0000 UTC]
Panchito se merece una medalla de oro al esfuerzo y a la paciencia ;W;
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Honeymin [2012-07-26 01:45:18 +0000 UTC]
¡NOOO~!! ¿POR QUÉ? ;u; pero cómo... asdfjhfhjajhañ que frustrante, te va a pesar Julio (y yo que estaba tomándole más cariño cuando estaba abrazado a Dani por el miedo). Alguien va a tener que testificar a favor del Pancho ¡No puede ser, nooo!! *Se lleva las manos a la cabeza* también es culpa tuya Miguel, si no te hubieras ido tras la pelota solo, lo habrías escuchado decírtelo a ti~ pero si el Pancho se lo hubiera dicho ahí no más AGH! >u<
PD: Correcciones del Manolo: hacen/ hacen ustedes en vez de "haceis vosotros" (?) me reí con el coñipoñi y trehuaco porque son muy poco mencionados, es más creo que muchos ni saben qué son.
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Lovi-Love04 In reply to Honeymin [2012-07-26 07:13:48 +0000 UTC]
Me estaba frustrando a mi misma cuando escribía el capítulo XD Me gusta mucho Julio, pero me pareció el indicado para liar aún más la cosa. Y Miguel, bueno, en el fondo no se da cuenta de nada de lo que pasa, prefiere una pelota antes que a Panchito :´D Francisco debe estar al borde de un ataque de nervios, si yo fuera él hace ya tiempo que me habría echado a llorar ;W;
Gracias por las aclaraciones sobre Manu, de verdad que es uno de los que más me cuesta reproducir su habla. Sobre las criaturas mitológicas, decidí poner las más raras, al fin y al cabo se supone que Manu las conoce todas XD
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Honeymin In reply to Lovi-Love04 [2012-07-26 19:09:19 +0000 UTC]
Pancho, tienes un cuñado terrible. Pucha el parcito complicado, creo que Francisco debería ser más directo y luego agregar discurso :3 espero Catalina tenga más ideas para ayudarlo~ ~
Creeme que ni entre nosotros nos entendemos a veces xD el loquillo es culto, él si las conoce (?)
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