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OC: Szwey
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D A T O S

❥Nombre: Eoin.
❥Edad: 16 años.
❥Género: Masculino.
❥Cumpleaños: 12 de febrero.
❥Nacionalidad: irlandés.
❥Raza: humano (maldito).

P E R S O N A L I D A D

Eoin tiene una personalidad muy cambiante. Se caracteriza por estar perdido todo el tiempo, hundido en sus propios pensamientos. Generalmente dice cosas incongruentes, carecen de sentido, aunque para él signifique todo lo contrario. Esto puede deberse a que intenta evitar la realidad. Suele asociarse como una persona lunática por esta razón, sin embargo, psicológicamente es estable. Es muy inocente e ingenuo, conoce muy poco del mundo y por consiguiente, termina por preguntar cualquier cosa que se le ocurra, o en el peor de los casos, creer en todo lo que le digan. Conoce muy poca la maldad del mundo, a pesar de haber vivido un pasado oscuro. Suele ser sonriente ante muchas circunstancias, no obstante, de recordar el pasado, se puede convertir en alguien muy triste y nostálgico, especialmente si se trata de su hermano fallecido. Detesta dormir, prácticamente le tiene miedo al sueño, porque desconoce lo que puede llegar a hacer.

Por otro lado, una vez que Eoin duerme comienza a despertar su subconciente, un personaje mucho más irracional, al que le gusta destruir cualquier cosa que tiene en frente, especialmente si se trata de algo suave y esponjoso. En contraste, le gusta cocer y reconstruir las cosas que destruye, lo considera un pasatiempo muy atractivo. También en esta fase le gusta el rock, aborrece la música clásica o lo que él llama "música lenta". Se suele aburrir con facilidad, por lo tanto se convierte en alguien sumamente inquieto e hiperactivo.

H I S T O R I A

Eoin nació en un bosque oculto de Irlanda, en una sociedad totalmente cerrada y regido por sus propias reglas. Los habitantes mantenían su cultura y especialmente religión con un gran orgullo. Ellos veneraban a una diosa y creían en su sabiduría y grandes dones. Le brindaban oraciones como homenajes y una gran siembra de plantas con las flores más raras del lugar, incluso una mujer se comunicaba con ella a través de sus pensamientos, convirtiéndose en la sacerdotisa principal de la tribu. Era su forma de mostrar gratitud y constar que estaban bajo sus fieles órdenes. Y de alguna manera, la diosa les otorgó su bendición.

Los niños que comenzaban a nacer en ese entonces recibían la "Lágrima de la Diosa", un sagrado poder que le otorgaba al niño sus propios dones. En ese momento nacieron los gemelos Eoin y Einion, el primero con el don de soñar el futuro de las personas y el segundo de soñar sus pasados más profundos. También tuvieron una hermana mayor a la que poco llegaron a conocer, por alguna razón siempre fueron muy distantes con ella. Los habitantes de la tribu, con motivo a la preservación y bienestar de los niños, tomaron la decisión de resguardarlos en una alta torre de mármol construida con sus propias manos, de esta manera la maldad del mundo no podría alcanzarlos. En ese lugar eran custodiados por un hombre mudo quien les servía de compañía en sus juegos y les daba de comer.

Mientras crecían, Eoin y su hermano Einion se divertían en su propios juegos: les gustaba juzgar y pensar en la vida que tenían aquellas personas con las que soñaban (seres felíces, con metas alcanzadas y grandes logros por delante), y sin darse cuenta, convirtieron esos sueños en su propia realidad, la obsesión por conocerlos y tener aquella vida los conducía a una falsa percepción de su mundo, olvidaron que tenían que tener sus propias metas. Sin embargo, para ellos eso era "felicidad". El resto de los niños también sonreían a su manera, todos alejados de lo que ocurría en el exterior. Con el tiempo, los habitantes fueron cultivando mejor sus conocimientos, hasta el punto de querer intentar crear sus propios dones y no depender de la diosa, porque implicaba un desgaste continuo en las personas que trabajaban por ello. De esta manera se olvidaron de los principios de fe que mantuvieron sus antecesores, y los de la tribu le dieron la espalda a la diosa.

No pasó mucho tiempo cuando la sacerdotisa comenzó a enfermarse y profanar malos augurios para los traidores, pero el mismo egoísmo y la codicia que el pueblo trató de evitar sumergir en su gente, se convirtió en su único legado. Fueron tiempos dificiles, porque las sonrisas se sustituyeron por llantos, gritos y represión. Las flores se marchitaron y la noche en que murió la sacerdotisa les indicó que la diosa lloraría por aquellos fieles que perecieron por los pecados de los otros, sus hermanos. Esa noche, Eoin soño con un futuro debastador, donde él mismo se ahogaba cuando su cuello era presionado por las manos de un hombre que apenas alcanzó a ver. Por primera vez, sufrió de una pesadilla. Su hermano intentó calmarlo, pero aquella noche fue demasiado larga para ambos.

Asi, la noche siguiente se vio sumergida por un fuerte diluvio que inundó y destruyó todo a su paso, dejando muertos por doquier. Irónicamente, los sobrevivientes encontraron como sitio seguro la torre que habían construido y se encaminaron hacia aquel lugar. Eoin y el resto de los niños, confusos ante la situación, comenzaron a ser maldecidos por la misma diosa que los creó, se estaban manchando de negro y se deformaban con el tiempo. Eoin, particularmente, sufrió de la cabeza cuando salieron cuernos a través de ella, dándole fuertes lesiones. Las personas presentes los señalaron como demonios y los lanzaron a los primeros pisos de la torre como cucarachas, rompiendo las únicas escaleras que los mantendrían a salvo. Desesperado, Eoin sabía que las cosas terminarían muy mal, especialmente con que el agua le recordaba su pesadilla, pero Einion le aseguró que nunca lo abandonaría, de alguna manera, mantenía una sonrisa que lo ayudaba a pensar que las cosas saldrían bien. Sin embargo, los niños comenzaron a quejarse del frío y la oscuridad al encontrarse en la planta más cercana al agua desde la torre.

Las horas pasaron, y los niños sufrían mientras se estaban transformando, hasta que de repente, el hombre mudo que los cuidó por mucho tiempo abrió la puerta y se dirigió a ellos, tratando de señalar que solo podría salvar a pocos. No obstante, todos corrieron hacia él como si de un héroe se tratase y Eoin empujó a su hermano para formar parte de ese grupo, convenciéndolo que de todas maneras esa noche moriría. Ni siquiera tuvieron oportunidad de despedirse cuando una ola repentina arrasó con los que quedaron en la planta baja, incluyendo a Eoin.

Los desesperados sobrevivientes alcanzaron a subir en la parte más alta y en ese momento, los niños se percataron que aquello solamente era una trampa, el resto de las personas los comenzaron a matar salvajemente uno tras otro mientras alegaban que ése era un sacrificio, que le devolverían todo lo que les dio la diosa a cambio de un trato de paz, de mantenerlos a salvo. Einion lloró recordando que su hermano murió para protegerlo en vano, y en ese instante el hombre mudo tomó su cuello y le arrebató la vida, como aquella pesadilla.

Aquella noche llegó a su final, dejando solamente tristes recuerdos. La mañana siguiente, el sol despertó a un Eoin asustado y frío, con heridas en la cabeza todavía por los cuernos y muy confuso ante la situación: él, había sobrevivido, y era su hermana mayor quien lo tenía bajo su cuidado. Reconoció el lugar como aquel horizonte que lograba divisar desde la ventana de la antigua torre donde se hospedaba. Al mirar hacia atrás, Eoin soltó sus últimas lágrimas como si una película se proyectara sobre su mente: habría recordado que en el sueño, su hermano era quien moría asfixiado por el hombre que un día los cuidó y su misma hermana se lo confirmó. Todavía confuso, él le preguntó la razón por la que fue salvado, después de todo, no recordaba que ella fuese muy amigable con él, pero Nina (su hermana) solo se limitó a responder con un "Protege la vida que Einion te ha concebido, hermano" y se marchó sin decir más. A partir de ese entonces, Eoin mantuvo la promesa de encontrar la felicidad que anhelaban y de cumplir ese último deseo. Desde entonces, se encuentra vagando por el mundo que todavía desconoce por completo, y a medida que creció su maldición se apoderó de él, robándose el don que poseía y provocando que durante sus sueños, su subconciente despierta y actúa sin tener control de lo que haga.

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❥Nombre: Eoin.
❥Edad: 16 años.
❥Género: Masculino.
❥Cumpleaños: 12 de febrero.
❥Nacionalidad: irlandés.
❥Raza: humano (maldito).

P E R S O N A L I D A D

Eoin tiene una personalidad muy cambiante. Se caracteriza por estar perdido todo el tiempo, hundido en sus propios pensamientos. Generalmente dice cosas incongruentes, carecen de sentido, aunque para él signifique todo lo contrario. Esto puede deberse a que intenta evitar la realidad. Suele asociarse como una persona lunática por esta razón, sin embargo, psicológicamente es estable. Es muy inocente e ingenuo, conoce muy poco del mundo y por consiguiente, termina por preguntar cualquier cosa que se le ocurra, o en el peor de los casos, creer en todo lo que le digan. Conoce muy poca la maldad del mundo, a pesar de haber vivido un pasado oscuro. Suele ser sonriente ante muchas circunstancias, no obstante, de recordar el pasado, se puede convertir en alguien muy triste y nostálgico, especialmente si se trata de su hermano fallecido. Detesta dormir, prácticamente le tiene miedo al sueño, porque desconoce lo que puede llegar a hacer.

Por otro lado, una vez que Eoin duerme comienza a despertar su subconciente, un personaje mucho más irracional, al que le gusta destruir cualquier cosa que tiene en frente, especialmente si se trata de algo suave y esponjoso. En contraste, le gusta cocer y reconstruir las cosas que destruye, lo considera un pasatiempo muy atractivo. También en esta fase le gusta el rock, aborrece la música clásica o lo que él llama "música lenta". Se suele aburrir con facilidad, por lo tanto se convierte en alguien sumamente inquieto e hiperactivo.

H I S T O R I A

Eoin nació en un bosque oculto de Irlanda, en una sociedad totalmente cerrada y regido por sus propias reglas. Los habitantes mantenían su cultura y especialmente religión con un gran orgullo. Ellos veneraban a una diosa y creían en su sabiduría y grandes dones. Le brindaban oraciones como homenajes y una gran siembra de plantas con las flores más raras del lugar, incluso una mujer se comunicaba con ella a través de sus pensamientos, convirtiéndose en la sacerdotisa principal de la tribu. Era su forma de mostrar gratitud y constar que estaban bajo sus fieles órdenes. Y de alguna manera, la diosa les otorgó su bendición.

Los niños que comenzaban a nacer en ese entonces recibían la "Lágrima de la Diosa", un sagrado poder que le otorgaba al niño sus propios dones. En ese momento nacieron los gemelos Eoin y Einion, el primero con el don de soñar el futuro de las personas y el segundo de soñar sus pasados más profundos. También tuvieron una hermana mayor a la que poco llegaron a conocer, por alguna razón siempre fueron muy distantes con ella. Los habitantes de la tribu, con motivo a la preservación y bienestar de los niños, tomaron la decisión de resguardarlos en una alta torre de mármol construida con sus propias manos, de esta manera la maldad del mundo no podría alcanzarlos. En ese lugar eran custodiados por un hombre mudo quien les servía de compañía en sus juegos y les daba de comer.

Mientras crecían, Eoin y su hermano Einion se divertían en su propios juegos: les gustaba juzgar y pensar en la vida que tenían aquellas personas con las que soñaban (seres felíces, con metas alcanzadas y grandes logros por delante), y sin darse cuenta, convirtieron esos sueños en su propia realidad, la obsesión por conocerlos y tener aquella vida los conducía a una falsa percepción de su mundo, olvidaron que tenían que tener sus propias metas. Sin embargo, para ellos eso era "felicidad". El resto de los niños también sonreían a su manera, todos alejados de lo que ocurría en el exterior. Con el tiempo, los habitantes fueron cultivando mejor sus conocimientos, hasta el punto de querer intentar crear sus propios dones y no depender de la diosa, porque implicaba un desgaste continuo en las personas que trabajaban por ello. De esta manera se olvidaron de los principios de fe que mantuvieron sus antecesores, y los de la tribu le dieron la espalda a la diosa.

No pasó mucho tiempo cuando la sacerdotisa comenzó a enfermarse y profanar malos augurios para los traidores, pero el mismo egoísmo y la codicia que el pueblo trató de evitar sumergir en su gente, se convirtió en su único legado. Fueron tiempos dificiles, porque las sonrisas se sustituyeron por llantos, gritos y represión. Las flores se marchitaron y la noche en que murió la sacerdotisa les indicó que la diosa lloraría por aquellos fieles que perecieron por los pecados de los otros, sus hermanos. Esa noche, Eoin soño con un futuro debastador, donde él mismo se ahogaba cuando su cuello era presionado por las manos de un hombre que apenas alcanzó a ver. Por primera vez, sufrió de una pesadilla. Su hermano intentó calmarlo, pero aquella noche fue demasiado larga para ambos.

Asi, la noche siguiente se vio sumergida por un fuerte diluvio que inundó y destruyó todo a su paso, dejando muertos por doquier. Irónicamente, los sobrevivientes encontraron como sitio seguro la torre que habían construido y se encaminaron hacia aquel lugar. Eoin y el resto de los niños, confusos ante la situación, comenzaron a ser maldecidos por la misma diosa que los creó, se estaban manchando de negro y se deformaban con el tiempo. Eoin, particularmente, sufrió de la cabeza cuando salieron cuernos a través de ella, dándole fuertes lesiones. Las personas presentes los señalaron como demonios y los lanzaron a los primeros pisos de la torre como cucarachas, rompiendo las únicas escaleras que los mantendrían a salvo. Desesperado, Eoin sabía que las cosas terminarían muy mal, especialmente con que el agua le recordaba su pesadilla, pero Einion le aseguró que nunca lo abandonaría, de alguna manera, mantenía una sonrisa que lo ayudaba a pensar que las cosas saldrían bien. Sin embargo, los niños comenzaron a quejarse del frío y la oscuridad al encontrarse en la planta más cercana al agua desde la torre.

Las horas pasaron, y los niños sufrían mientras se estaban transformando, hasta que de repente, el hombre mudo que los cuidó por mucho tiempo abrió la puerta y se dirigió a ellos, tratando de señalar que solo podría salvar a pocos. No obstante, todos corrieron hacia él como si de un héroe se tratase y Eoin empujó a su hermano para formar parte de ese grupo, convenciéndolo que de todas maneras esa noche moriría. Ni siquiera tuvieron oportunidad de despedirse cuando una ola repentina arrasó con los que quedaron en la planta baja, incluyendo a Eoin.

Los desesperados sobrevivientes alcanzaron a subir en la parte más alta y en ese momento, los niños se percataron que aquello solamente era una trampa, el resto de las personas los comenzaron a matar salvajemente uno tras otro mientras alegaban que ése era un sacrificio, que le devolverían todo lo que les dio la diosa a cambio de un trato de paz, de mantenerlos a salvo. Einion lloró recordando que su hermano murió para protegerlo en vano, y en ese instante el hombre mudo tomó su cuello y le arrebató la vida, como aquella pesadilla.

Aquella noche llegó a su final, dejando solamente tristes recuerdos. La mañana siguiente, el sol despertó a un Eoin asustado y frío, con heridas en la cabeza todavía por los cuernos y muy confuso ante la situación: él, había sobrevivido, y era su hermana mayor quien lo tenía bajo su cuidado. Reconoció el lugar como aquel horizonte que lograba divisar desde la ventana de la antigua torre donde se hospedaba. Al mirar hacia atrás, Eoin soltó sus últimas lágrimas como si una película se proyectara sobre su mente: habría recordado que en el sueño, su hermano era quien moría asfixiado por el hombre que un día los cuidó y su misma hermana se lo confirmó. Todavía confuso, él le preguntó la razón por la que fue salvado, después de todo, no recordaba que ella fuese muy amigable con él, pero Nina (su hermana) solo se limitó a responder con un "Protege la vida que Einion te ha concebido, hermano" y se marchó sin decir más. A partir de ese entonces, Eoin mantuvo la promesa de encontrar la felicidad que anhelaban y de cumplir ese último deseo. Desde entonces, se encuentra vagando por el mundo que todavía desconoce por completo, y a medida que creció su maldición se apoderó de él, robándose el don que poseía y provocando que durante sus sueños, su subconciente despierta y actúa sin tener control de lo que haga.